La ciudad de Talavera vuelve a perder habitantes y regresa así a los índices negativos que había abandonado en 2019. Según los últimos datos publicados por el INE (Instituto Nacional de Estadística) las cifras oficiales de población resultantes de la revisión del Padrón municipal a 1 de enero de este 2021 arrojan una población de 83.477 habitantes en Talavera. Son 186 personas menos que el año pasado, lo que rompe la tendencia de recuperación demográfica de los dos años anteriores.

Este cambio de tendencia es precisamente el dato más destacado, si bien la recuperación de 2019 y 2020 no había sido muy cuantiosa, suponía frena una tendencia de bajada de población que había sido constante desde 2011. Con respecto al año 2010, el último del ciclo de notable crecimiento que se registró en la primera década de los 2000, la población de la ciudad ha bajado en 5.509 habitantes.

Ha sido una pérdida paulatina y con pocas pausas, que ha ido más allá del frenazo en el crecimiento demográfico que se originó a partir de la crisis económica de 2008. 2014 y 2015 han sido los peores años de toda la serie, con disminuciones de 1.769 y 1.629 habitantes respectivamente.

Comparado con estas cifras, la curva se ha suavizado mucho desde 2017, cuando la pérdida poblacional fue todavía de 816 habitantes.  Por buscar algún ángulo positivo a la cifra de este año, 2021 quedará como el año con menos habitantes perdidos en los últimos diez años, exceptuando, los tres años que han registrado crecimientos: 2012 (81 habitantes), 2019 (408) y 2020 (246).

El hecho de que se hubieran conseguido concatenar dos años crecimiento parecía apuntar a un cambio de tendencia que, sin embargo, se ha roto en este tercer año. Con las leves subidas y bajadas que se han venido registrando, en los cinco últimos años la población de Talavera permanece en la órbita de los 83.793 habitantes que tenía en la ciudad en el año 2006, hace 15 años. Así, han sido cinco años de leves oscilaciones, sin romper la barrera de hace tres lustros, cuando la ciudad crecía a un ritmo de hasta 2.000 habitantes anuales. El pinchazo de la burbuja inmobiliaria y la consiguiente crisis económica acabó con esa primavera demográfica, que parece lejos de volver a brotar.