Víctimas de los decibelios

F. J. R.
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La comunidad de vecinos de San Pedro el Verde 49 denuncia la elevada contaminación acústica que sufren por las terrazas de verano de La Peraleda

Víctimas de los decibelios - Foto: David Pérez

Ventanas de 16 centímetros de grosor rellenas de gas argón para aumentar el aislamiento. Muros reforzados con lana de roca y membrana acústica de 2 mm, fonoreflectantes y fonoabsorbentes. Todo es poco para tratar de dormir por las noches. Pero ni con esas.

El presidente de la comunidad de vecinos de San Pedro el Verde número 49 lleva invertidos 8.740 euros en materiales de aislamiento para dos dormitorios de su casa, y aún así le cuesta conciliar el sueño por las noches.

No deja de escuchar la música que, todos los veranos, llega procedente de las terrazas de La Peraleda. Lo peor son las vibraciones de la percusión, ese ritmo ‘reguetonero’ que atraviesa hasta el mejor aislante.

Víctimas de los decibeliosVíctimas de los decibeliosHa llegado incluso a prescindir de tener persiana en su dormitorio, todo por no tener que abrir un cajón por el que se le cuele el ruido. Pero aún así sigue sufriendo los ritmos de todas las canciones del verano desde el año 2016.

Fue entonces cuando comenzó el calvario de esta familia, que tras adquirir su vivienda con un amplio patio con vistas a las márgenes del río, por la que pagan  1.450 euros de IBI, descubrieron horrorizados que al caer la noche no se podía hacer ningún tipo de vida en el exterior de su casa.

Nada de escuchar música o tratar de ver la tele en el patio. Siempre había banda sonora invitada, la de las terrazas que año tras año el Ayuntamiento saca a licitación y que hace unas semanas comenzaron a funcionar a pleno rendimiento.

Víctimas de los decibelios Víctimas de los decibelios - Foto: David Pérez«Abren de miércoles a domingo, ahora de siete de la tarde a tres de la madrugada; incluso antes si organizan conciertos por la mañana», afirma el presidente de la comunidad que, aunque reconoce que es uno de los más afectados, incluye a todos los 23 propietarios que residen en la urbanización.

El problema del ruido de las terrazas lleva muchos años desesperando a todos los toledanos del entorno de La Peraleda. Los vecinos de la Olivilla, Montesión, Palomarejos, y hasta la parte más alta de la Avenida de Francia, sufren todas las noches de verano el elevado volumen de las terrazas. Algo que con las ventanas abiertas se convierte en insufrible para muchos.

Hasta los pacientes del cercano Hospital Nacional de Parapléjicos han puesto infinidad de reclamaciones por los ruidos, que siguen repitiéndose verano tras verano para suplicio de todos los que residen en la zona.

Víctimas de los decibeliosVíctimas de los decibelios«Yo entiendo que es un negocio, y que es su actividad, pero deben cumplir la normativa», afirma el vecino que ha tenido que convertir su dormitorio en un búnker, que en 2016 realizó un escrito a la Alcaldía, dirigido a Milagros Tolón, exponiéndole la situación y que nunca ha recibido respuesta, a pesar de sus constantes reclamaciones al Buzón Ciudadano del Consistorio o, incluso, una denuncia que puso ante el Defensor del Pueblo.

«Por 60.000 euros de beneficio que el Ayuntamiento saca al licitar estas terrazas no se debería comprometer el descanso de tantos vecinos que pagamos nuestros impuestos», explica este vecino, que dice que en lo que va de verano ya ha realizado «unas 50 llamas a la Policía Local» para protestar por el elevado volumen de las terrazas.

«Te atienden con muy buenas palabras, pero no vale de nada», señala. Y es que, hasta que no ha amagado con judicializar el caso, la Policía Local no ha acudido a su domicilio a realizar las pertinentes mediciones de decibelios.

Este vecino está dispuesto a llegar a los tribunales y a acusar al Ayuntamiento de incumplir su propia ordenanza de ruidos. «Es un tema medioambiental y una probable cuestión de salud», apunta.

De esta forma, aunque los agentes de la Patrulla Verde de la Policía Local no le informaron del nivel de decibelios que sufre en su domicilio, sí que le expresaron que el aislante de los dormitorios servía para reducir la contaminación acústica en 7 decibelios. Un buen dato, pero que no le sirve de consuelo, ya que él solo quiere que el Ayuntamiento aplique con rigor su propia normativa o que considere la necesidad de llevarse las terrazas de verano a una zona más alejada del entorno urbano.