El Ayuntamiento de Toledo va a estudiar la solución técnica, pero muy posiblemente pedirá a la promotora de la obra de viviendas en la antigua factoría Maderas Viana que ejecute un pasadizo que deje paso a los peatones por la acera. El pasado viernes por la mañana, así se lo solicitaban representantes de la Asociación de Vecinos Alcántara, amén de algunos vecinos del entorno de la actuación a los concejales de Urbanismo, José Ramón Sabrido, y de Seguridad y Participación Ciudadana, Juan José Pérez del Pino.

La idea, explica el presidente vecinal, José María Jiménez, es que se deje libre al menos metro y medio de acera para que los peatones puedan circular con tranquilidad en esta zona del paseo de la Rosa. Al tiempo, se tendrá que hacer un pasadizo para que no pueda caer ningún resto de la obra. El Ayuntamiento quiere ver con la Policía el lugar para hacer un informe y después hablará con la empresa para ver cuándo se puede acometer esta actuación de accesibilidad.

Esta reunión se producía tras las muchas quejas que han llegado hasta la Asociación por los problemas de accesibilidad que está provocando la obra, que lleva incluso a algunos vecinos a jugarse la vida por la carretera del bulevar, en lugar de hacer el largo recorrido marcado. De forma que esta lleva pidiendo desde noviembre un paso libre por la acera. De ahí su petición de un pequeño pasadizo en la parte que la obra tiene cogida de vía pública, y que los viandantes, como en otras actuaciones en la ciudad, puedan pasar por debajo de los andamios.

En el número 66 del paseo de la Rosa se están construyendo, en la antigua fábrica de maderas Viana, una promoción de 57 viviendas, 44 plazas de garaje y 27 trasteros. Los vecinos denuncian que si en los primeros días era tan solo uno el contenedor de obras instalado en la acera, ya hay dos. Además, hay en ocasiones camiones de la misma en el carril derecho, lo que lleva a algunos vecinos a aventurarse incluso por el izquierdo para seguir su marcha.

La solución que tenían hasta ahora los peatones era cruzar los cuatro carriles del bulevar para cambiar de acera y luego retornar cruzándolos de nuevo, lo que para muchos era un recorrido muy largo. Además es complicado para personas con movilidad reducida, o simplemente con el carrito de un niño.