Los jueces franceses que investigan el accidente del Airbus A330 que se cayó en el Atlántico en 2009 con 228 personas a bordo han determinado que no hay suficientes pruebas para acusar a la compañía constructora ni a la aerolínea, Air France, de este siniestro. 

Las conclusiones de los jueces responsabilizan a los pilotos del accidente de un vuelo que había despegado desde Río de Janeiro y se dirigía a París. Según el documento, los pilotos no reaccionaron de forma adecuada a los avisos que ya daba la aeronave antes de caer desde 38.000 pies de altitud. 

"La causa directa del accidente es la pérdida de control de la trayectoria de la aeronave por parte de la tripulación", han asegurado los jueces, que han advertido de que otras situaciones similares sí han podido solventarse gracias a la pericia de los pilotos. 

Los jueces difieren por tanto de la visión de la Fiscalía, que sí había recomendado que Air France fuese procesada. El Ministerio Público se agarraba a los datos de un informe de 2012 que, además de señalar a posibles errores de los pilotos, también aludía a carencias en materia de formación y a la falta de un avisador claro en cabina para problemas de velocidad. 

Un abogado que representa a las familias de las víctimas, Sebastien Busy, ha confirmado que recurrirán la decisión de los jueces, que "han escrito negro sobre blanco que la congelación de los sensores del tubo de pitot (para medir la presión) no tuvieron nada que ver con el accidente". "No tiene sentido", ha lamentado. 

El accidente de 2009 fue el más mortífero tanto para Air France como para el modelo A330 de Airbus. Al contrario de lo que ocurrió con la investigación civil, que se prolongó durante tres años, el proceso judicial sí estaría llamado a señalar culpables claros por el accidente.