Un ejercicio de comprensión con la discapacidad visual

Jaime Galán
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La ONCE, con motivo de su 83 cumpleaños, organizó un «desayuno a ciegas» para que los periodistas citados vivieran de primera mano lo que padecen en el día a día las personas con algún problema o patología de visión

Los periodistas experimentaron un "desayuno a ciegas". - Foto: Yolanda Lancha

Andar 100 metros, adentrarte en el edificio de la Delegación Territorial de la ONCE, tomar asiento y desayunar nunca había sido tan difícil para los periodistas que asistieron esta mañana al 83 aniversario de esta organización. Y es que todos ellos protagonizaron una escena del día a día de cualquier persona con discapacidad visual. Con diferente grado de visión, la ONCE facilitó  a los asistentes una serie de gafas con la que se reducían las capacidades visuales. Por lo tanto, ese recorrido a priori fácil en el día a día de cualquiera de los protagonistas se complicó al ponerse en la piel de estos colectivos que sufren algún grado de discapacidad. ¿Cuál era el objetivo de esta acción? Transmitir la necesidad de comprender y empatizar con los afectados por este tipo de problemas. Y es que desde la ONCE recalcaron que hay cierta tendencia a dudar de aquellas personas que no tienen ceguera severa, pero sí otro grado de discapacidad, porque «a lo mejor en determinadas situaciones de mayor luz una persona no necesita de la ayuda de un bastón y por la noche sí; lo que genera comentarios de que estos fingen o se lo inventan» manifestó Carlos Javier Hernández, delegado territorial de la ONCE en la región.

A pesar de este ejemplo mencionado, Hernández sí que destacó la buena predisposición de la sociedad española para ayudar a los prójimos con discapacidad visual, pero también alertó de que se trata de una situación que cambió con la pandemia: «el miedo al contagio y a lo desonocido puso en dificultades a las personas con problemas de visión, porque para ayudar a estas había que incumplir la distancia mínima de seguridad». Aseguraron que por suerte ya están volviendo a la normalidad.

Con esta acción, personas sin problemas de visión experimentaron y valoraron la dificultad que sufren los que sí los tienen a la hora de encontrar un azucarillo para echarlo al café, o la diferenciación de una moneda o un billete. En este sentido José Martínez, presidente del Consejo Territorial de la ONCE en la región, explicó las diferencias entre cada billete o las facilidades que las nuevas tecnologías les aportan para que puedan usarlas, con el uso de aplicaciones que identifican colores; o herramientas de voz para que puedan enviar mensajes. 

El objetivo de esta iniciativa, por tanto, era concienciar a la sociedad de que existen «diferentes patologías de discapacidad visual que no implican una ceguera total, pero igualmente necesitan la empatía y comprensión de los demás» explicó Carlos Javier Hernández. A lo que, además, puso cifras, porque en la delegación territorial de la región hay 2.800 afiliados, de los cuales solo 300 son ciegos totales y los 2.500 restantes tienen otro grado de discapacidad provocado por enfermedades como «retinopatías diabéticas, problemas de generación macular o retinosis». Por ello, desde la ONCE animaron que todos aquellos que sufran algún problema de visión acudan a afiliarse a esta organización porque «no tengo dudas de que mejoraríamos su vida; somos un servicio público» mantuvo el delegado territorial.

Al margen de los expertos, desde el prisma de una persona que escribió estas líneas y que por un momento vio mermadas sus capacidades visuales, se suma al discurso para potenciar la empatía hacia los afectados que todos los días necesiten ayuda para echar el azúcar al café o, más aún, para llevar a cabo cualesquiera de sus necesidades básicas. Juntos es más fácil.

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