En riesgo de implosión

Agencias-SPC
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El partido de Arrimadas vive sus horas más críticas tras la moción de censura presentada en Murcia y el tsunami desatado en Madrid

En riesgo de implosión - Foto: Eduardo Parra

La arriesgada jugada de Inés Arrimadas con la moción de censura en Murcia, que ahora parece que va a fracasar, ha puesto a Ciudadanos en un disparadero cuyas consecuencias pueden ser devastadoras si se confirman los pronósticos de algunos dirigentes naranjas, que aseguran que habrá una desbandada hacia el PP, como ya ha sucedido con su exsecretario de Organización, Fran Hervías. A esta fuga de uno de los fundadores de la formación se suman también las de los tres diputados de Cs en la Cámara murciana que ahora forman parte del Gobierno del popular López Miras, una maniobra que podría dar al traste con el golpe de efecto de la formación de Arrimadas en la región mediterránea. 

Estos abandonos, además de en el PP se empieza a notar también Vox, ya que ambas fuerzas revelan que ha habido muchos naranjas que ya han llamado a sus puertas. Afirman, asimismo, que hay mucha gente enfadada, que no entiende cómo se ha roto la coalición con el PP en Murcia «con el argumento peregrino» de las vacunas, cuando este episodio se solventó con la dimisión del consejero de Salud Manuel Villegas tras saltarse los protocolos establecidos de inoculación. Insisten en que estos vaivenes lo único que consiguen es que Cs se vea como «un partido no fiable», con el que no se puede contar a la hora de gobernar.

Las aguas vuelven a estar muy revueltas en la formación de Arrimadas, que no levanta cabeza desde la debacle electoral del 10-N de 2019 con Albert Rivera al frente, el reciente hundimiento en Cataluña y ahora esta operación suicida en Murcia, que ha desencadenado un terremoto en los gobiernos autonómicos con consecuencias imprevisibles para Ciudadanos, empezando por Madrid, donde el divorcio con el PP, con la consiguiente pérdida de poder, puede dejar a la formación liberal muy tocada.

Hay otros dirigentes nacionales de Cs que reconocen que el movimiento ha sido arriesgado, pero necesario y remarcan que lo que hay que hacer ahora es mucha pedagogía para explicar que la situación en Murcia era insostenible. «Nosotros podíamos haber mirado para otro lado, pero no lo hicimos», aseguran, al tiempo que añaden que el partido puso por delante el interés de los murcianos, aunque reconocen, que la formación atraviesa por un momento muy delicado.

Son muchos los que han solicitado públicamente una reunión al más alto nivel para analizar la situación y pedir explicaciones, como el vicepresidente de la Junta de Andalucía, Juan Marín, la vicealcaldesa de Madrid, Begoña Villacís, el portavoz naranja en las Cortes Valencianas, Toni Cantó y la ya exconsejera de Cultura de la Comunidad de Madrid, Marta Rivera. Un llamamiento que ha sido recogido por la presidenta, Inés Arrimadas, que ha convocado para hoy a la Ejecutiva nacional. 

En este sentido, Villacís afirmó vía Twitter que en este momento se hacía «más necesaria que nunca» la convocatoria de esta cita. «Cs nunca ha tenido miedo a rendir cuentas, ni al debate, ni a las explicaciones. Así ha sido siempre, y así debe seguir siendo», escribió. Por su parte, uno de los más críticos con Arrimadas, Toni Cantó, que cuestionó desde el principio la operación en Murcia, se guarda para el cónclave sus reflexiones.

Máxima discreción

Algunos de los que forman parte de la Ejecutiva afirman que la actitud de Cantó, que también alzó la voz tras las catalanas para pedir responsabilidades, es aislada y que la mayoría se ha quedado satisfecha con las explicaciones que les ha dado el vicesecretario primero, Carlos Cuadrado, al argumentar que era una decisión que debía hacerse con discreción para no levantar la liebre. Que era una apuesta arriesgada es evidente, subrayan, y que puede acarrear consecuencias no deseables, pero del mismo modo insisten en que se comportaron con responsabilidad porque en Murcia la provocación del PP era una constante.

En esta línea, hay quien entiende que esta maniobra era necesaria, aunque cuestionan las formas y añaden, además, que ni Arrimadas ni Cuadrado llegaron a calibrar de verdad los efectos que podía llegar a tener, ni en la propia Región de Murcia, que acabó con la fuga de tres diputados, ni en Madrid, donde los naranjas han perdido su presencia en el Gobierno y, a priori, deberán enfrentarse a unas elecciones que -avisan- pueden dejar a Ciudadanos fuera de la Asamblea.

El lío político desatado por Cs en Murcia se complica con la operación de la presidenta de la Comunidad, Isabel Díaz Ayuso, que tras partir la baraja puede arrastrar a la región a una maraña judicial (la oposición puede recurrir aún ante el Supremo y el Constitucional), además de a una cita electoral no prevista y que ha cogido a todos -o a casi todos- con el pie cambiado. Pedro Sánchez que, a priori, no contaba con candidato ha decidido renovar a Ángel Gabilondo como número uno; Pablo Iglesias e Íñigo Errejón pueden verse forzados a firmar una tregua, si no quieren aparecer como responsables de una nueva debacle de la izquierda; y Vox podría convertirse en el gran beneficiado de esta maquiavélica maniobra.

A todo ello se une un nuevo efecto colateral de la operación murciana: la presentación de otra moción de censura, pero esta vez en Castilla y León, por parte del socialista Luis Tudanca contra el Ejecutivo de Mañueco (PP) e Igea (Cs); un trámite que no prosperará.

Por si fuera poco el revuelo interno al que se enfrenta Arrimadas tras la moción fracasada en Murcia, el sector crítico de Ciudadanos, Renovadores, exige repensar otra vez el partido al no estar conformes ni con la estrategia ni con la nueva dirección que se aprobó en el cónclave que se celebró hace menos de un año tras la salida de Rivera. 

 

Hervías se va al PP entre críticas a la líder naranja

La decisión de Fran Hervías, exsecretario de Organización de Ciudadanos y hasta ahora senador, de salir del partido y renunciar a su acta en la Cámara Alta a raíz de los acontecimientos en Murcia dispara aún más la tensión dentro de la formación naranja. Hervías, que estaba en Cs desde sus orígenes en Cataluña y fue una figura clave en la dirección del partido durante la etapa de Albert Rivera, comunicó la noche de pasado sábado que deja de ser afiliado y senador por desavenencias con la actual cúpula del partido encabezada por Inés Arrimadas, a la que acusa de convertirse en «una muleta más del sanchismo». Además, anunció que se suma a las filas del PP, «el único proyecto político que puede ganarle al sanchismo».

La interpretación que hace el portavoz adjunto de la formación naranja en el Congreso, Edmundo Bal, sobre esta salida es que «el PP ha abierto la caja B y está dispuesto a pagar lo que haga falta para comprar a miembros de Cs».