Un nuevo hospital 21 años después

F. J. R.
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El Hospital Universitario de Toledo es ya una realidad tras culminarse el traslado de Urgencias del antiguo Virgen de la Salud. En el año 2000 se planteó la necesidad de un nuevo centro para la ciudad y la obra ha pasado por todo tipo de vicisitudes

Cronología de la construcción del nuevo hospital desde el 2000 hasta el pasado fin de semana. - Foto: LT

Acaba de nacer pero ya supera la mayoría de edad con holgura. El Hospital Universitario de Toledo es una realidad operativa 21 años después de que se pusiera encima de la mesa la necesidad de contar con un nuevo centro sanitario en la ciudad. Fue Fernando Lamata, consejero de Sanidad en el año 2000, el primero en advertirlo. El huevo fue antes que la gallina, porque en aquellos años las transferencias sanitarias aún no eran una realidad y el Gobierno regional tuvo que recurrir a Madrid, solicitando oficialmente al Insalud su construcción. 

Nada más arrancar 2001 la infraestructura sanitaria entraba en los Presupuestos Generales del Estado. Había dinero para comenzar a dar forma al proyecto. La recepción de las transferencias sanitarias puso al mando al Gobierno de Castilla-La Mancha, dando una falsa imagen de que todo iba a fluir. En 2002 se terminó el Plan Funcional del Nuevo Hospital, pero hasta 2006 no fue adjudicada por primera vez la obra. Se hablaba de 300 millones de euros, el precio del edificio sin equipar, y las obras debían estar en 40 meses.

La ausencia de un Plan de Ordenación Municipal retrasó el proyecto seis meses, y no fue hasta 2007 cuando pudieron comenzar los trabajos. Una roca granítica, primero, y la naciente crisis económica, después, dejaron paradas las obras hasta la entrada de PP en el Gobierno regional en 2011. Reproches sobre lujos asiáticos y una nueva dimensión de la obra terminaron en una adjudicación con un nuevo concepto de gestión público-privada, que se mantiene.

No llegó a hacerse nada, y de nuevo el paso por las urnas significó el cambio del plan funcional, promovido por Emiliano García-Page, que ha sido el artífice de que, pandemia incluida, la instalación pueda abrir al fin sus puertas. Si es verdad que lo bueno se hace esperar, esta infraestructura va a marcar historia. Esperemos que dure como mínimo los 56 años de servicio del vetusto Virgen de la Salud.