Las redes sociales de la ciudad han sido testigos esta semana de una vergonzosa situación. En un vídeo de más de dos minutos y medio, Alicia Aguilera ha denunciado la tremenda suciedad que se acumula junto a las vallas del cementerio, en el entorno de la calle Dinamarca.
Son numerosos restos de lo que parece un botellón, formado por litronas, botellas de plástico y cientos latas vacías, a las que se une en estos tiempos de pandemia algunas mascarillas abandonadas, guantes, clínex y algún excremento. «Es muy muy sorprendente encontrar esta cantidad de basura totalmente inusual en otros lugares», comienza describiendo el vídeo.
Aguilera no recuerda haber visto en su vida algo parecido, «es mucho, mucho, mucho, no es que se haya caído una latita, es que han convertido en basurero las zonas aledañas al cementerio».
Zonas aledañas al cementerio, covertidas en vertedero - Foto: Yolanda LanchaLo que más le sorprende a la autora del vídeo, «porque hay gente para todo en esta vida», es que el resto de ciudadanos no levanten la voz o denuncien «este escándalo mayúsculo», muy próximo a la puerta del cementerio frente al Vivero de Empresas. «Una ciudad Patrimonio de la Humanidad ¿se merece esto?», se pregunta para finalizar la grabación.
Más casos. Aguilera lamenta que en la calle Dinamarca se da esta situación, pero también ha encontrado vertederos similares en otras zonas de la ciudad, como el paseo de la Rosa.
Tras todo esto, hace especial hincapié en el cementerio, después de que mucha gente diga que allí no puede haber gatos, cuando en realidad la presencia minina en los camposantos de las grandes ciudades de Europa es algo habitual. Pero lo que no es tan normal es que esté todo tan sumamente sucio y haya esa tolerancia con la basura en un lugar sagrado, y no solo eso, sino también cerca de institutos y viviendas.
Los comentarios al vídeo van en el mismo sentido. Algunas personas piden mayor presencia policial para evitar que todo quede así. Pero, sobre todo, hay quejas de que se intente aliminar a los gatos, porque son molestos, y no se luche contra todo esto.
Para otro capítulo quizás llegue la queja de las litronas sobre las tumbas e incluso en el interior de un panteón, que como cuidadora de los gatos del cementerio ha llegado a detectar Aguilera.