La Violetta ejecutiva de Ulises Mérida

LT-Agencias
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Con la intención de montar una «Traviata contemporánea», el director de escena Paco Azorín se interesó por «la elegancia y la teatralidad del vestuario de Ulises Mérida», el diseñador de moda toledano

La Violetta ejecutiva de Ulises Mérida

El director de escena Paco Azorín aterrizó en la noche del pasado lunes en el Festival Castell de Peralada (Girona) con el estreno de una nueva producción, ‘La Traviata’, de Giuseppe Verdi. Se trata de una propuesta contemporánea y rompedora estéticamente que el público aprobó en su estreno con nueve minutos de aplausos continuados.

Azorín ya definió días antes del estreno a su obra como «un canto de amor y libertad, una ópera feminista».  Y los calificativos han estado a la altura, con una Violetta empoderada pero prisionera de sus sentimientos en tres actos que ha sido intermitentemente aplaudida antes de una aprobación final.

Mención aparte ha merecido el vestuario diseñado por el diseñador toledano Ulises Mérida: moderno y también con vocación contemporánea, que ha situado a Violetta en los pantalones de una mujer ejecutiva, y a sus compañeros de fiesta como extras de un videoclip de moda, gafas de sol incluidas, todo ello orientado a una lectura moderna de la clásica ópera.

La Violetta ejecutiva de Ulises MéridaLa Violetta ejecutiva de Ulises MéridaEn el encargo del vestuario a Ulises Mérida, el director de escena Paco Azorín le pidió que «tomara como modelo para el rol principal de Violetta a la escritora George Sand, que se vestía de hombre para entrar en todas las fiestas; por tanto, es una Violeta cómoda, con pantalones, y aunque también llevará tacones, hay un momento en el que se quita los zapatos».

 La soprano Ekaterina Bakanova, que cantará el rol protagonista de Violetta Valery y que acaba de interpretar esta misma ópera en Florencia, Dresde y Venecia, ha dicho que intenta tener la mente abierta con todas las cosas nuevas que afronta y «siempre aprovechando la experiencia para hacer propia una nueva producción».

También es destacable la escenografía, que ha estado integrada por una gran plataforma de diez metros, que se ha ido elevando hasta convertirse en una pared y que ha representado arriba el mundo de los deseos, y abajo, el de la realidad; en esta plataforma han hecho desfilado acróbatas con números aéreos.

 La puesta en escena de «imágenes impactantes» muestra en la obra, según explicó su propio director, que «nada es lo que parece a primera vista: el amor no siempre es dulce, el placer no siempre es destructivo, la familia no siempre es coherente, la enfermedad no siempre es una expiación de los pecados de juventud, y el pasado no siempre es mejor».

Azorín ha confesado que es «un fanático de la ópera desde pequeño» y que le gusta trasladar a la ópera lo que sintió por primera vez al ver ‘La Traviata’, y eso ha implicado «un ejercicio brutal, porque tenemos demasiada información, una operación de limpieza».