El marido de Cristina Martín, José Rafael G.S., lleva casi tres años en prisión por la muerte a puñaladas de su pareja en Mora. El hombre se reconoció culpable en el juicio celebrado en el mes de abril del año pasado. La Audiencia Provincial dictó la prisión permanente revisable a tenor del veredicto del jurado, pero el Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha ordenó la repetición del juicio por la falta de motivación en parte de las decisiones del tribunal popular. Por todo ello, la Audiencia Provincial tiene delante de nuevo el dilema de prorrogar la prisión preventiva o dejar en libertad provisional al individuo hasta la sesión judicial.

La familia ha organizado una concentración a las puertas del Ayuntamiento de Mora el próximo día 11, a las 17 horas, para pedir en un acto público que continúe en prisión el hombre de 44 años. La hermana de Cristina Martín, Pilar Martín, subrayó ayer a este diario el interés por «defender» a la hija de la pareja, menor de edad.

La familia leerá un comunicado durante este acto público, similar al organizado en octubre de 2018 en la plaza de Zocodover de Toledo y en el Ayuntamiento de Mora en ese mismo mes, con la petición expresa de que la Audiencia Provincial prorrogue la prisión provisional hasta la celebración del juicio. La reunión de los magistrados para tomar la decisión está prevista el próximo día 16 de enero, con la presencia del acusado.

repetición del juicio. La familia de Cristina Martín recibió como un jarro de agua fría la decisión del Tribunal Superior de Justicia de Castilla-La Mancha de la anulación de la sentencia de prisión permanente revisable por un defecto de forma del veredicto del jurado. «Otra vez a pasar por el juicio», lamenta la hermana de la víctima mortal.

Según su confesión, José Rafael mató de dos cuchilladas a Cristina Martín el 5 de febrero de 2017 en la vivienda familiar en Mora, en la calle Romaneros, donde se encontraban también en ese momento la madre de ella y un sobrino de menos de dos años. La víctima pesaba apenas 40 kilos y sufría la enfermedad de Ménière, por lo que tenía reconocida una minusvalía de un 85 por ciento. La pareja se casó en 2006 y tiene una hija pequeña.