El jefe del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, arranca esta semana una nueva ronda de reuniones para tratar de allanar el camino de su investidura, aunque sin ceder en la pretensión del líder de Unidas Podemos (UP), Pablo Iglesias, de establecer un Ejecutivo de coalición como requisito, y con la amenaza en la mano de una repetición de las elecciones. 

A 15 días de que comience el debate de investidura, fijado para el lunes 22, el secretario general del PSOE se encontrará mañana al mediodía con el dirigente morado en el Congreso con la convicción, según Ferraz, de que hay «bases sólidas» para llegar a un acuerdo.

«Ahora le toca a Unidas Podemos mover ficha», emplazan desde el grupo socialista a Iglesias para que flexibilice su demanda de entrar en el Consejo de Ministros y acepte la oferta de que haya independientes cercanos a la formación morada en un futuro Gabinete.

La oferta del líder del PSOE sigue sin contar con el beneplácito de Podemos, que ya rechazó la propuesta inicial de cederles segundos puestos en la Administración.

Iglesias se mantiene en su postura de que la estabilidad pasa por un Gobierno con ministros de ambos partidos y que desechar este planteamiento abocaría al fracaso en el primer intento de investidura, aunque, en ese escenario, se abriría a replantearla.

A la espera de lo que dé de sí la reunión del mañana entre ambos líderes, la quinta de las que ha trascendido desde que se celebraron las comicios el 28 de abril, tanto PSOE como Unidas Podemos se han dado este pasado fin de semana una tregua en cuanto a actos y declaraciones públicas.

Solo el dirigente morado hizo una breve referencia en Twitter a sus pretensiones. «¿Por qué es necesario que UP esté en el Gobierno? Para que no pasen cosas como ésta», apuntó al mencionar una información sobre la subida del alquiler inmobiliario.

Además de con Iglesias, Sánchez se verá el mismo día con el presidente del PP, Pablo Casado, en la Cámara Baja, sin que de esa cita se esperen novedades en cuanto a la posición de los populares de no facilitar la investidura con una abstención en la segunda votación, en la que el candidato del PSOE solo necesitaría una mayoría simple.

En la misma línea está Ciudadanos, aunque su líder, Albert Rivera, ni siquiera ha aceptado sentarse a hablar con el inquilino de La Moncloa, lo que los socialistas han tachado de «una falta de decoro institucional sin precedentes».

Así, sin visos de que populares y naranjas faciliten la investidura con su abstención, Sánchez afronta la reunión con Iglesias con el «aval» que le concedió el barómetro del CIS publicado la pasada semana, en el que, de repetirse las elecciones, el PSOE se situaría cerca de la mayoría absoluta, con casi el 40 por ciento de los votos.

La investidura podría depender de lo que hicieran los partidos independentistas catalanes. Y, en este sentido, el dirigente de JxCat Jordi Sànchez, en prisión provisional por el procés, ha afirmado que «lo urgente» es que el líder socialista «asuma que debe construir un primer acuerdo con Podemos».

«Solo desde esta premisa política y aritmética, una vez haya descartado al PP y Cs como socios prioritarios para la legislatura, JxCat estará en condiciones de decidir su papel», señaló. 

Consulta a las bases. Podemos tiene decidido preguntar a sus inscritos cuál debe ser el sentido del voto del partido en el pleno de investidura. La consulta se realizará en los días previos al debate del Congreso, haya o no un acuerdo de Gobierno con el PSOE. 

La redacción de la pregunta aún no está decidida, entre otras cosas porque desde Podemos recalcan que aún no han comenzado las negociaciones con Ferraz y por tanto no hay ninguna propuesta por parte de los socialistas sobre la que los militantes puedan opinar.