Encadenar decisiones a cada cual peor hasta convertir en un auténtico caos la calle Núñez de Arce. Eso fue lo que hizo el conductor de un turismo a las ocho y media de la mañana del pasado lunes 16 de diciembre al desatar toda su furia con los peatones que a esa hora transitaban por la zona, padres y niños que acudían al cercano colegio de la Medalla Milagrosa.

En la confluencia de Núñez de Arce con la plaza de San Nicolás, justo en frente al restaurante La Abadía, el vehículo del citado individuo rozó a un niño que en esos momentos iba al colegio con su madre. La mujer, alertada, dio un pequeño golpe a la chapa del coche para se apartara y el conductor, en lugar de disculparse, comenzó a insultarla.

Rafa, un padre que en esos momentos volvía de dejar a su hija y que presenció la escena, no dudó en salir en defensa de la mujer y recriminar al conductor, un varón de unos 46 años, su actitud.

El hombre se montó en su coche, y Rafa decidió acompañar a la mujer al colegio al ver que estaba muy nerviosa. En esos momentos, el coche aceleró en su dirección para, acto seguido, bajarse el piloto y, sin mediar palabra, soltar dos puñetazos a Rafa que le fracturaron el tabique nasal.

El agresor volvió a montarse en el coche e intentó marcharse, momento en el que casi atropella a la mujer que había insultado. En todo este jaleo, un guardia civil de paisano que estaba en la zona, decidió identificarse y dar el alto al conductor ante la agresión que se acababa de producir, pero el conductor se dio a la fuga con rapidez.

El agente alertó a la Policía Local, que localizó minutos después el vehículo a la altura de la estación de autobuses. El agresor giró el coche y volvió darse a la fuga, aunque esta vez los policías pudieron ver la matricula y fue detenido a las pocas horas.

El hombre agredido tuvo que acudir a Urgencias, en donde fue atendido de una fractura del tabique nasal. El detenido está en libertad a la espera de juicio, pero se enfrenta a cargos por agresión grave, insultos, intento de atropello y por darse a la fuga ante un agente de la autoridad.

«Cada decisión que tomó fue la peor», se lamenta sobre su agresor Rafa, el ciudadano que no dudó en salir en defensa de una madre y su hijo y terminó con la nariz rota.

Ahora, tanto él como otros padres del colegio Medalla Milagrosa esperan que tanta violencia sirva para conienciar al Ayuntamiento de que en esa zona hace falta por las mañana cierto control. «Lo normal es que cortaran quince minutos la calle durante la entrada y salida del colegio, o que pongan un controlador, pero el Ayuntamiento nos hace caso omiso. Esa calle es un peligro», se lamenta Rafa, que solo espera que «ya que me han partido la cara sirva para algo» y controlen el tráfico en la zona.