El Palacio de Galiana no pasa desapercibido, ni de lejos ni de cerca, pero aún es un gran desconocido para el sector turístico a pesar de su importancia patrimonial, sus jardines y su entorno quizá por desinformación o porque siempre se ha considerado un monumento privado orientado a la celebración esporádica de bodas y visitas puntuales. Sin embargo, es posible conocer ‘a la carta’ la historia, la evolución y la restauración del antiguo palacio de recreo construido en el siglo XI por el rey Al-Mamún, que decidió levantarlo a las orillas del Tajo porque así se garantizaba agua suficiente para sus huertos y jardines.
La ‘Red de Castillos y Palacios de España’, una plataforma de promoción y venta de entradas on line de castillos, palacios y monumentos «para impulsar su valor artístico», ha puesto en el mapa al Palacio de Galiana para convertirlo en un destino imprescindible de la visita a Toledo, en una parada «para que los visitantes puedan perderse» 45 minutos o más por el interior de Galiana sin necesidad de prisas ni de formar parte de grupos guiados.
Sofía Palazuelo Barroso -bisnieta de Carmen Marañón, propietaria desde 1959- explica que el Palacio de Galiana ha intensificado sus visitas desde hace un par de semanas, ya que abre al público de miércoles a domingo en horario de mañana y tarde, de 10 a 14 horas y de 18 a 20 horas, con la posibilidad de visitas individuales o en grupos de máximo 24 personas, puesto que aún hay restricciones sanitarias por la pandemia. La iniciativa está calando «y está gustando mucho porque mucha gente no lo conoce».
Galiana 'desacraliza' su singular palacioLas entradas se pueden adquirir a través de la web del Palacio de Galiana y el coste se ha fijado en 8,40 euros, aunque hay descuentos por grupos de diez personas, con un precio de 6,5 euros. A la entrada se facilita un plano de la visita y un código QR para disfrutar de una rápida descarga directa de la audioguía en el móvil. De esta manera, se facilita información sobre la historia del palacio, los distintos enclaves, las familias propietarias, fijando la atención en Eugenia de Montijo, esposa de Napoleón III, en el siglo XIX, descendiente de los Guzmán, que lo adquirieron en el siglo XIV al ponerlo a la venta los monjes del Convento de los Jerónimos de la Sisla. También se hace especial referencia al matrimonio Fernández de Araoz-Marañón, que acometieron una cuidada restauración integral del conjunto de la mano del arquitecto Fernando Chueca Goitia y el historiador Manuel Gómez-Moreno, para devolverlo a su estado original.
«La idea es incluir el Palacio de Galiana como una experiencia singular», explica Sofía Palazuelo, muy implicada en su gestión desde hace tiempo, y aprovechar el tirón del turismo nacional en estos momentos para su promoción. Además, cree en la solidaridad del sector turístico en la ciudad para potenciar y consolidar la oferta.
Galiana ofrece mucho más porque el palacio puede convertirse en un espectacular escenario para la celebración de bodas, de banquetes y de cualquier evento que encaje en este edificio de planta rectangular dividida en tres naves y en sus frondosos jardines. Un enclave que invita a perderse un buen rato para no perder la oportunidad.