La caseta del 'Santo Sepulcro', un clásico ferial desde 1998

Leticia G. Colao
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La de la Cofradía es una caseta social, para todas las edades y con el mejor de los ambientes, un punto de encuentro clave

La caseta del ‘Santo Sepulcro’, un clásico ferial desde 1998

La caseta del Santo Sepulcro en el recinto ferial de Talavera lleva parada tres ediciones, las mismas que las Ferias se han cancelado por el Covid. La de la Cofradía talaverana es uno de los puntos clave en toda celebración festiva en La Alameda, punto de encuentro de cofrades y no cofrades desde mayo del 98, y uno de los lugares más conocidos  para pasar las ferias.

La Cofradía del Santo Sepulcro montó su primera caseta como organización social en San Isidro de 1998, cuando las ferias contaban con otra estructuración, y se ubicaban más cerca de lo que antes era el pabellón de la Fiaga. Tras la renovación del recinto ferial, el ‘Santo Se’ se ubicó en el conocido como paseo de los partidos, porque comparte vecindario en una esquina con las casetas políticas, donde ha sabido guardar esencia y carácter.

Álvaro Bejerano ha vivido muchas ferias en la caseta, no solo como cofrade sino también como gerente de la misma durante una decena de ferias, de septiembre de 2014 a mayo de 2019. La fiesta y la diversión es la misma, aunque la responsabilidad hace que, tras la barra, se vivan de manera diferente.

Una caseta social. En estas tres ediciones sin fiesta, sin música en directo, sin cañas, tapas, copas y lo más importante, sin una cita obligada y necesaria también en el calendario cofrade, todo ha sido más triste. «Como organismo social es complicado, porque al final es un punto de encuentro, un punto de reunión de cofrades y amigos, donde se juntan familias, amigos que nos vemos en Semana Santa en procesiones y preparativos previos, pero en el calendario cofrade las ferias son una fecha importante, una reunión más dinámica, que se vive con alegría».

El ambiente de la caseta del Santo Sepulcro es «familiar, sano, se juntan padres e hijos, todas las edades y siempre con muy buen ambiente». Hasta el momento, han sabido mantener «el entorno auténticamente de feria, como se vivía antes, una caseta social, donde puedas hablar, no de ruido», indica. Muy cerca de ella, en los últimos años, nuevas casetas dedicadas a un público más joven y con alma de discoteca, han ‘absorbido’ la tranquilidad de esta zona que, anteriormente, se dirigía a otro tipo de edad.

Aún así, en ‘su’ esquina del Recinto Ferial la caseta cofrade, perfectamente decorada y con el más mínimo detalle para procurar el mejor servicio a los talaveranos, reúne cada día a cientos de personas, todas con el mismo ánimo de disfrutar de las más grandes fiestas locales. Al principio, indica Bejerano, la caseta se ponía en marcha con hermanos de la Cofradía, pero con el paso del tiempo se fue «profesionalizando», adjudicándose a empresas hosteleras. En 2014 llegó Bejerano, que en su doble condición de cofrade y abastecedor, introdujo novedades y prosiguió con el mejor servicio de un negocio que, por durar tan solo unos días, debe «darlo todo» en este tiempo. 

Llevar una caseta como la del ‘Santo Se’ es «mucho jaleo, mucha responsabilidad, porque hay que lidiar con mucha gente y agradar a todos. Es hacer lo posible para que puedan disfrutar todos».

Asegura que gestionar una caseta en feria es totalmente diferente a tener un bar o restaurante, «es una locura, algo que montas de manera puntual, y no hay posibilidad de error». Si además es de las primeras en abrir, precisamente por su carácter familiar, desde las 11,30 horas aproximadamente, y de las últimas en cerrar, sobre las 7,30 horas de la mañana, la realidad se complica. «Eso te exige mucho porque durante todas esas horas tiene que estar todo impoluto, con gente limpiando, camareros de mesa, de barra, cocina perfectamente sincronizada...», esto supone que ofrece trabajo diario a 15 y16 personas, «y todo bien hecho», indica.

Las ferias son un apoyo económico considerable para la ciudad, por el factor turístico y las personas a las que atrae, más allá de la Talavera y la comarca y por la inversión de los hosteleros y los proveedores de las casetas, todos locales.

La caseta del Santo Sepulcro, sus hermanos y amigos volverán con las próximas ferias, con el mismo «sentimiento de unión» y ambiente para todas las edades. «Hay ganas de feria, pero con cautela», finaliza Bejerano.