Y ya van dos San Isidro sin Ferias

Leticia G. Colao
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El Covid ha conseguido suspender tres ferias talaveranas, dos en mayo y una en septiembre, hecho que no lograron ni la gripe de 1918 ni la Guerra Civil. La Reina Gobernadora María Cristina de Borbón aprobó en 1834 la celebración de San Isidro

Y ya van dos San Isidro sin Ferias - Foto: Colección Miguel Méndez Cabeza

La crisis sanitaria del coronavirus ha logrado suspender unas ferias y fiestas con las  que no pudieron ni la gripe de 1918 ni tan siquiera la Guerra Civil. Casi dos siglos después de que la Reina Gobernadora María Cristina de Borbón las aprobara por Real Decreto en 1834, los talaveranos y vecinos de la zona han disfrutado cada 15 de mayo de la festividad de SanIsidro, patrón de los agricultores, de indudable arraigo en esta tierra. El próximo sábado, 15 de mayo de 2021, volverá a despertar sin celebraciones por la pandemia, en la que será la segunda feria de San Isidro, tercera si se une San Mateo, que tampoco pudo ver la luz el pasado septiembre. 

El profesor universitario y Doctor en Historia de la Educación, Ángel Monterrubio, cuenta a La Tribuna que «aunque con menor afluencia de gente por las diferentes vicisitudes, hasta el año pasado nunca se han suspendido las ferias de mayo», lo que deja constancia de la gravedad del Covid-19 y sus consecuencias para la salud de la población.

La feria de Talavera, inicialmente de ganado, fue aprobada en  el siglo XIII, concretamente en el año 1294 por parte de Sancho IV en Alcalá. En sus orígenes disfrutaban de un carácter agrícola y ganadero,  y estaban fechadas para San Andrés, a finales de noviembre. El decreto real estipulaba que serían 16 días de fiestas a celebrar ocho días antes y ocho días después de esta efeméride.

Sin embargo, explica Monterrubio, se trasladaron a septiembre coincidiendo con San Mateo para disfrutar de mejores condiciones meteorológicas y haciéndolas coincidir con el final del año agrícola, después de las cosechas y cuando los vecinos tradicionalmente tenían más dinero.

Así, la de septiembre era la única feria que disfrutó la ciudad desde los siglos XIII al XIX y las que le dieron fama nacional atendiendo a sus importantes transacciones comerciales relacionadas con el campo. Sin embargo, la ciudad echaba en falta una celebración con la llegada del buen tiempo y poco después de Semana Santa y Mondas.

Por ello, en este siglo XIX, concretamente el 18 de mayo de 1834, la reina gobernadora María Cristina de Borbón -ante la minoría de edad de Isabel II-, atiende la solicitud del excelentísimo Ayuntamiento, otorgando un Real Decreto que dice: «La feria llamada de los toros y que se celebra en dicha ciudad en la cuarta semana después de pascua, se verifique en lo sucesivo el día 15 de mayo».

Siguiendo la historia, las de mayo de 1835 fueron las primeras dedicadas al santo patrón de los agricultores que, sin ser patrón de Talavera, sí se ha establecido como uno de los días grandes de la ciudad y de mayor atracción de personas en todas las provincias aledañas.

Los días oficiales fueron siempre del 15 al 18 de mayo, y disfrutaron del mismo renombre que la ‘hermana mayor’ de septiembre, ganando más fama en las últimas décadas, quizá por contar con un festivo local, por su desfile de San Isidro y, por supuesto, tras ser escenario de la muerte del torero más famoso de la época, Joselito Gómez ‘El Gallo’, del que hoy se conmemora su centenario.

Sin cancelar.  Curioso es que ni  en los años más trágicos de la  historia reciente de España se cancelaran los festejos talaveranos. Monterrubio indica que no existen noticias ni crónicas que así lo aseguren, y que incluso en los peores años, «las ferias se celebraron, aunque lógicamente con menos gente y menos actividad para disfrute de los vecinos». Las de septiembre, que tampoco se suspendieron, sí tienen alguna incidencia más en estas fechas.

Cuenta el profesor Monterrubio que en la pandemia de 1918, también conocida como Gripe Española, fue la feria de San Mateo, que no la de mayo, la que tras su celebración, supuso el principal «vehículo de contagio» para Talavera y toda la comarca, ante la aglomeración de personas que esos días disfrutaron de los eventos. Tras ello, «la gripe empezó a sacudir muy duro, luego prohibieron las concentraciones y se establecen medidas higiénicas, octubre fue muy duro», explica.

En la Guerra Civil Española también hubo festejos. En mayo del 36 sin duda porque el alzamiento rebelde entra en la ciudad el 3 de septiembre y cuenta la historia, «que cuando están en los toros, están bombardeando desde el otro lado del río, donde estaba la frontera republicana, y las bombas llegaron a caer en la misma Ermita del Prado y en La  Caprichosa, llegando a interrumpir la corrida y generando gran revuelo».

En los siguientes años de guerra se sigue celebrando, «más o menos, pero se sigue haciendo». También en los años del hambre, ya que incluso en 1941, la de San Isidro fue escenario para la película ‘Un alto en el camino’, protagonizada por Vicente Soler y Mari Delgado y con una jovencísima Lola Flores.

Ubicación. En estos primeros años de feria, desde 1835 hasta finales de la década de los 40, las ferias de Talavera se celebraban junto a la Ermita del Prado. Desde ahí y hasta la zona que ahora ocupa el cuartel de la Guardia Civil y las antiguas Escuelas del Prado en la avenida de Pío XII así como el entorno de Joaquina Santander, se ocupaban del teso y la feria ganadera, con los puestos veterinarios, los bebederos de los animales y poco a poco de las atracciones que acompañaban y hacían más atractivos los puestos de animales.

Cabe destacar, indica Monterrubio, que el origen de estas fiestas es el ganadero y junto a ellas, se ubicaron después el resto de atracciones de ocio. Así lo recogían los carteles tradicionales: «Fiestas en Talavera con motivo de sus tradicionales y renombradas ferias de ganado».

A finales de los 40, con el crecimiento urbanístico de la ciudad y la parcelación del entorno de la entonces ermita, las ferias se trasladan a La Alameda, ubicación en la que se mantienen tras el crecimiento del recinto ferial en las últimas décadas. También allí, el 16 de mayo de 1973, hace casi medio siglo, los príncipes Juan Carlos y Sofía inauguraron el Mercado Nacional de Ganado, ya desaparecido.