«Algunas campañas de publicidad deberían ser ilegales»

I.G.Villota
-

La psicóloga Olga Moraga alerta de que la tecnología evoluciona pero los roles de género no lo hacen en anuncios, cine, medios y redes. Responsabiliza a la educación sexual basada en el porno de las agresiones y las violaciones en cita

«Algunas campañas de publicidad deberían ser ilegales» - Foto: Yolanda Redondo

‘Quítate esa falda’ es igual de grave que ‘Quítate esa foto de perfil’. Pero los jóvenes lo ven diferente. «Los adolescentes, por norma, no identifican» conductas como el control, el acoso en las redes y que tu pareja te pida las contraseñas como una forma de violencia machista. Así lo afirma la psicóloga Olga Moraga, vicedecana del Colegio Oficial de Psicólogos de Castilla-La Mancha y psicóloga del Centro de la Mujer de Bargas, quien ofreció una charla en la Biblioteca de Castilla-La Mancha para abordar la violencia de género digital, a través de las nuevas tecnologías y las redes sociales, cada vez más en auge entre los adolescentes, alerta.

Moraga evidencia que «beben mucho machismo y conductas sexistas» a través de los anuncios, los medios de comunicación o el cine.  «Hay campañas de publicidad que deberían ser ilegales. No se puede consentir el uso de la mujer como objeto sexual, como si fuésemos un bolso. Vemos anuncios con mujeres semidesnudas y no sabemos ni qué se anuncia», censura.

Respecto a las redes, apunta que «se reflejan modelos muy tradicionales y discriminatorios entre una población muy joven», a la vez que alerta de que la tecnología evoluciona pero los roles de género no lo hacen con mensajes desigualitarios que se repiten constantemente.

«Los chavales hablan de celos buenos y celos malos. Muchos creen que un hombre no puede reprimir un impulso sexual. Dicen que si te controlan es que te quieren. Ven señales de amor en esto, que es machismo. Pero es que si ven películas como ‘Tres metros sobre el cielo’ o leen ‘Crepúsculo’ en los que el papel de la mujer es estar sometida y el hombre es el que somete...», reflexiona.

Moraga también habla del «elevadísimo» consumo de pornografía como otra clave para el repunte de la violencia de género entre la juventud, aunque no solo de eso. «El acceso al porno hace que tengan una idea del sexo que no es real, basado en la ausencia de afecto. Las expectativas que genera desencadenan en que tengamos adolescentes con consumo de viagra, atendidos en Urgencias, y chicas que utilizan la píldora del día después como único método anticonceptivo», apunta.

Responsabiliza a la ausencia de una educación sexual «que hable del afecto, del amor, del compromiso, de la dignidad, de la intimidad» de la «sexualización generalizada», del «riesgo de contagio de enfermedades de transmisión sexual» e incluso de agresiones sexuales y de las llamadas violaciones en cita.  «Algunas chicas vienen a consulta porque se sienten mal y no saben por qué. Cuando rascas un poco te percatas de que han consentido violaciones. No han sido forzadas, pero no querían hacerlo. Simplemente pensaban que es lo que se espera de ellas», explica.

En este apartado, aboga por «no criminalizar»  a los chicos porque «ellos también creen que debe comportarse así» toda vez que «repiten modelos» que ven «por todos sitios». Su receta: «educación igualitaria».