GUARDIANES DEL CAMPO

Jorge Fraguas
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En torno a una treintena de agentes de la Guardia Civil se dedican en exclusividad a velar por la seguridad en el campo, bajo la denominación de Grupo ROCA.

GUARDIANES DEL CAMPO

Cuentan con más autonomía que parte del resto de sus compañeros, porque sus estudios delincuenciales les permiten organizar los turnos de otra forma diferente, menos reglada. Son en torno a 30 agentes distribuidos en tres unidades -en los puestos de Mora, Torrijos y Ocaña- y luchan contra la delincuencia en el campo. Son los guardias civiles del grupo ROCA.

Desde la Benemérita recuerdan que las labores de inspección en el campo se han hecho siempre, porque tradicionalmente se han cometido robos en explotaciones agrícolas y ganaderas, pero desde el pasado año 2010 el sector ha resultado especialmente «vulnerable», con el pleno auge de la crisis económica en España, que hizo realidad lo que hasta entonces era «impensable», esto es, un incremento de hurtos sin parangón en el campo.

- Foto: David Perez Algunos de paisano -los que se encargan de la parte de  investigaciones- y otros ataviados con el uniforme, los en torno a 30 agentes del grupo ROCA en la provincia articulan sus operativos en colaboración con el resto de unidades de la Guardia Civil, con una especial colaboración con los agentes del Servicio de Protección a la Naturaleza (Seprona) y, en ocasiones, con helicópteros, ya que la superficie a cubrir es más que amplia, especialmente en provincias rurales como Toledo y más en concreto en las comarcas donde tienen su base las tres unidades.

Desde su puesta en marcha en la provincia, hace poco más de un mes, las unidades han venido funcionando según lo previsto, reforzando el elemento disuasorio porque los delincuentes, reincidentes en buena parte de los casos, conocen de la existencia de los agentes, aunque aún no se dispone de datos que permitan valorar la eficacia de la puesta en marcha de estos grupos especiaalizados en la lucha contra los robos en el campo, ya que precisamente en estas semanas aumentan los hurtos de animales en explotaciones ganaderas, más fáciles de vender por las fechas navideñas.

Pero los agentes reconocen que dentro de un vehículo que ha sido usado para robar se puede encontrar casi de todo, y en cantidades que resultan «impensables» si se parte de que apenas se cuenta con el espacio de un maletero.

casi siemrpe de noche. Los robos en el campo suelen darse en mayor medida por las noches y la colaboración ciudadana resulta fundamental, porque aunque el hurto se comete sin luz, normalmente los ladrones suelen inspeccionar las zonas durante el día, de ahí que las llamadas de los ciudadanos alertando de la presencia de vehículos sospechosos en las inmediaciones de las explotaciones agrarias o ganaderas resulta de gran ayuda para los ROCA.

Estos agentes orientan sus investigaciones en base no sólo a las inspecciones oculares de las zonas donde se han cometido robos sino también hablando con las víctimas, que pueden aportar ciertas pistas, sin olvidar un incremento notable de visitas a empresas que se dedican a vender chatarra, parte de la cual, en ocasiones, procede de estos robos, por eso la colaboración de este tipo de establecimientos también resulta de gran trascendencia, aunque a veces cuesta que estas empresas ‘descubran’ a quienes les proveen de material, aunque sepan que éste es robado.

A lo largo de estas semanas ya han tenido lugar algunas detenciones, tanto por la labor investigadora como ‘pilladas’ in fraganti, aunque los agentes destacan la dificultad del trabajo en el campo, «que no tiene puertas» y permite una mayor dedicación por parte de los delincuentes, que a veces llegan a estar durante horas en las explotaciones cogiendo todo lo que pillan, sin que nadie les oiga.

vecinos de la comarca. Normalmente son personas con escasos recursos económicos, sin trabajo la mayoría, sin que se pueda establecer un perfil concreto o una nacionalidad que predomine. Pero también se encuentra gente que antes posiblemente nunca había robado pero que ahora lo hace por «necesidad», según explican cuando son detenidos, si bien buen parte de ellos son reincidentes. Y en buena parte vecinos de la zona en la que roban, salvo el caso de grupos organizados, que sí abarcan una mayor superficie, aunque en el caso del campo la existencia de este tipo de bandas resulta mucho menos numerosa que en los asaltos a viviendas.

En determinadas zonas, estos ladrones del campo apuestan más por los animales, como estas semanas, pero en general el tipo de robo que se comete suele ser de chatarra o cobre. Por eso, desde la Guardia Civil no se cansan de aconsejar a los agricultores que cualquier cosa de valor que tengan se la lleven a casa y no la dejen en las explotaciones, no en vano ha habido casos en que los ladrones han usado el tractor de la víctima para derribar una puerta que permitiera el acceso a las instalaciones o incluso para atracar en la granja del vecino.

pocas pistas. Y resulta más que complicado investigar en estos casos, porque a diferencia de lo que puede ocurrir en una vivienda, en el campo a veces no se cuenta más que con una rodada de un coche, lo que complica muy mucho la resolución de los casos, de ahí que la investigación de los reincidentes resulte un elemento fundamental.

Sin olvidar lo difícil de devolver al agricultor lo que le han robado. A este respecto, desde la Benemérita en Toledo aconsejan que se marquen de alguna forma los aperos. Ponen el ejemplo de un caso reciente donde se incautaron en una nave de un municipio toledano una serie de materiales que venían marcados por un rotulador fluorescente y que pudieron ser devueltos a su propietario, un agricultor de La Puebla de Montalbán.

Si bien, el problema que se da en la mayor parte de los casos es que aunque lo robado apenas se vende por 200 o 400 euros, los daños que se realizan en las explotaciones para perpetrar el robo sí son muy cuantiosos, además de que pueden interrumpir durante días el trabajo de los profesionales y echar por tierra toda una cosecha.

Aunque no hay datos contrastados al respecto, y volviendo sobre la frase de que ‘el campo no tiene puertas’, lo cierto es que los ladrones, puesto que «hay muchísimos sitios donde robar», suelen evitar explotaciones y granjas donde haya perros, porque aunque éstos no sean oídos, pueden poner nerviosos a los ladrones, algunos de los cuales han hecho de los hurtos agrícolas una verdadera profesión, ya que, por desgracia, pueden seguir cometiendo robos y a los pocos días estar de nuevo ‘operativos’ en la calle y ejerciendo su ‘profesión’.