Mantener la llama de una herencia

Belén Monge
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El municipio alcarreño de Alusante ve en sus toques de campanas una buena oportunidad de conservar patrimonio y atraer turismo. La junta ya promueve su declaración como Bien de Interés inmaterial

Mantener la llama de una herencia - Foto: Javier Pozo

El toque manual de campanas del pequeño municipio de Alustante, en Molina de Aragón, repicará a partir de ahora con mayor brío y vigor tras haber conseguido su ayuntamiento, de la mano del historiador y campanero del municipio, Diego Sanz, que la Junta emprenda el camino que ellos iniciaron para que este toque sea declarado Bien de Interés Cultural Inmaterial. La noticia ha llenado de satisfacción a sus vecinos y autoridades, quienes esperan que sirva no solo para mantener vivas tradiciones perdidas y olvidadas sino para atraer turismo a una de las comarcas más despobladas de España.  

Ese objetivo fue el que llevó a su alcaldesa y hoy diputada, Rosabel Muñoz, a tomar cartas en el asunto y formular una petición que ya ha sido atendida. El Diario Oficial de Castilla-La Mancha publicaba esta misma semana una resolución de la Viceconsejería de Educación, Cultura y Deportes, por la que se inicia el expediente para declarar Bien de Interés Cultural (BIC)  este toque manual de campanas, como una de las manifestaciones culturales más importantes de Guadalajara y una de las expresiones culturales más antiguas y destacadas de la propia comunidad. De conseguirlo, serán las primeras en Castilla-La Mancha aunque no en España, donde hay varios ejemplos.

El pueblo, en conjunción también con la parroquia Nuestra Señora de la Asunción y la Asociación Cultural Hontanar, quiere que las voces sonoras de Alustante que durante siglos fueron el medio fundamental de comunicación del pueblo, y que debido a la mecanización a partir de la segunda mitad perdieron protagonismo, vuelvan a recuperarlo. Precisamente, sería el dinero, o mejor, la falta de él, lo que llevaría a Alustante a plantearse recuperar el toque manual porque las continuas averías del sistema automático eran muy costosas para la parroquia. Fue primeramente el campanero Juan Martínez Fonfría quien interpretó los toques tradicionales, y tras su muerte en 1990, sus hijos y nietos continuaron con esta labor. Hoy hay que atribuir gran parte del mérito a Diego Sanz, campanero e investigador.

A él se debe una «porción» de este primer logro por su trabajo en la recuperación de 16 toques  con distintas variantes. Entre ellos: toques de oraciones, de misa o rosario, repique a fiesta, a la escuela, aviso de tormenta o toque de nublo, toque de rebato o peligro, o el que servía como aviso de que alguien se había perdido. A ellos se suma también el de bandeo o fiesta patronal, el de Gloria, al morir un niño.

«Estamos bastante contentos. Ahora hay que ver como lo gestionamos», apunta Sanz, esperanzado de que con esta declaración, «estos toques de campanas, que son de todos, queden protegidos de cara al futuro y se difundan».

De conseguirse, considera que también podría ser un  precedente para la conservación de otras manifestaciones culturales que en los últimos años «se han despreciado por parecer cosas anticuadas y poco importantes» o por falta de medios para valorarlas, apunta. Como investigador, piensa que puede comenzar una nueva etapa. Tiene muy claro que los toques «han sobrevivido de milagro, gracias al esfuerzo y sudor de muchas personas» y atribuye parte de esta pérdida a mal de la despoblación.

Aunque cree que no hay que perder de vista que son bienes culturales, no desdeña lo positivo que puede ser también para el turismo. «Yo solo he tratado de que se salvaguardara algo que me habían transmitido a mí otras personas; en la medida que pueda, trataré de transmitirlo a otros», añade.

En caso de conseguirlo, Sanz apunta más alto, a seguir trabajando para que otro mucho patrimonio que existe «por descubrir en la comarca, pueda ser también BIC», dice. De momento, ahora toca esperar a ver como se desarrolla el proceso definitivo, y a no encontrar ningún impedimento, apunta.

Por su parte, la alcaldesa recibe emocionada este primer paso de la Junta que considera un «empuje más» para alcanzar el objetivo del municipio, «conservar el patrimonio inmaterial que tenemos, nuestros toques de campanas y que no se pierda», subraya. Para Muñoz, este hecho les «anima» a seguir trabajando en proyectos vinculados con las campanas. En este aspecto resalta el compromiso y el trabajo realizado por Diego todos estos años, no solo recuperando toques sino protagonizando conciertos y enseñando el lenguaje de las campanas, afirma.  

La regidora resalta, además, la implicación del párroco en un proyecto «que es de todos y que no queremos que se pierda. Vamos paso a paso y vemos sensibilidad y futuro», concluye satisfecha.