1.000 tardes de ilusión y toros

Mario Gómez
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José Miguel Martín de Blas es uno de los rostros más conocidos del panorama taurino regional. Desde 2002 pone voz a las retransmisiones taurinas de Castilla-La Mancha Media. El sábado 17 de abril alcanzaba las 1.000 retransmisiones.

José Miguel Martín de Blas, director y presentador del programa taurino ‘Tiempo de Toros’ en Castilla-La Mancha Media. - Foto: La Tribuna

Vino para dos festejos y lleva ya 1.002. Quizá la clave es que los mejores planes, son los que menos se planean. Los que surgen y se alargan. Los que comienzan en un ‘puede ser’ y se consagran en un ‘menos mal que ha sido’, y está siendo.

La cifra redonda, la del millar de retransmisiones la alcanzó el pasado sábado 17 de abril en Sanlúcar de Barrameda, pero sin solución de continuidad vino la 1001 al día siguiente en Bolaños de Calatrava y así se sucederán la 1002, 1003… pero sin tener ningún afán de sumar por aumentar la cifra, sino más bien con la humildad y el respeto que le merecen aquellos que se ponen delante y quienes a través de Castilla-La Mancha Media, siguen las retransmisiones de festejos taurinos.

Nacido en Madrid «por puro accidente», José Miguel Martín de Blas se crió en Candeleda, en una casa en la que se respiraba «la afición a los toros», donde su padre le llevaba a la plaza y donde reconoce como «plaza de su infancia» la de Talavera de la Reina.

Mencionar su nombre en Castilla-La Mancha, es hablar de toros. De programación taurina, de radio, de reportajes en el campo, de entrevistas y sobre todo de retransmisiones taurinas. Comenzó solo delante del micrófono su andadura en CMM en octubre de 2002 y con el paso de los años ha tenido la compañía de Cristina Sánchez (13 temporadas), César Jiménez (desde 2018), Josechu Pérez de Mendoza (festejos de rejones), José María Vivas en los festejos de recortes u otros compañeros como de forma esporádica Juan Mora, El Niño de la Capea, Javier Arauz de Robles, JM Sánchez-Morate, Alberto de Jesús y Rubén Palomino.

Se sintió preparado ante la llamada de la televisión regional, y ahí comenzó una relación que le ha llevado a convertirse en la voz más reconocible de la tauromaquia en la región. 19 años en los que ha vivido todo tipo de momentos, como la reaparición por un día de Cristina Sánchez quien «cambió el micro por la espada y la muleta, para cerrar un circulo con letras de oro en la historia del toreo y para nosotros un orgullo tremendo», la confirmación de alternativa de Talavante en Madrid, donde logró salir por la Puerta Grande, catedral del toreo desde la que retransmitir una corrida de toros es como «confirmar la alternativa», la retransmisión desde Acho con Miguel Ángel Perera cortando 4 orejas, o un festejo desde Quito, donde César Jiménez lograba un indulto bajo un inmenso aguacero o la pérdida del añorado y eterno Víctor Barrio en Teruel.

En estas casi dos décadas frente a las cámaras, reconoce haberse encontrado con toreros que le han sorprendido. «Generalmente son novilleros que empiezan, y están menos vistos» -comenta-, «aunque ha habido casos de matadores de toros, que sin estar en las grandes ferias nos han sorprendido por la evolución de su tauromaquia», relata, y menciona dos casos concretos: Torres Jerez en Madrid y Caro Gil en Vera (Almería).

Recalca José Miguel Martín de Blas, la importancia de las retransmisiones en abierto, el visibilizar la tauromaquia en los medios generalistas y de que las primeras figuras accedan a retransmitirse, porque reconoce que «tienen ese gancho» que atrae a la gente.

En estos mil festejos al frente de las retransmisiones de CMM, ha palpado como la tauromaquia está en el ADN de la televisión y de los castellano manchegos, y esta afirmación no es descabellada, pues tras el fin de semana del millar de retransmisiones, los datos hablan por sí solos. «Sanlúcar de Barrameda y Bolaños de Calatrava, dos corridas diferentes, con carteles diferentes, y ambas han sido líderes de audiencia en su franja horaria en Castilla-La Mancha Media y hayan colocado a la cadena como la más vista en el territorio regional durante el tramo horario. Indica que hay mucha afición y que el fenómeno taurino tiene una fuerza de base muy fuerte».

Dos décadas en las que ha podido ser testigo narrador de los cambios de la tauromaquia, pues «el toreo está cambiando constantemente ante nuestros ojos, no nos damos cuenta, y es con la perspectiva de los años, en el que se da aprecian los cambios», afirma.  Y es precisamente esos cambios donde el toro, se antoja piedra angular  «la evolución del arte de torear, intrínsecamente unido a la evolución del toro; podríamos hablar de animales con una regularidad y un nivel de bravura superior a ninguna época».

1000 tardes al otro lado del televisor en las que es «imposible llevar un guión» tal y como afirma el periodista taurino. A pesar de ello, entiende como una «obligación» el hecho de conocer a los actuantes, historia de éxitos y fracasos y tenerlos en cuenta, para ver en qué momento llegan y conocer la historia de la plaza, por lo que es importante tener una buena base cultural y formación taurina; «historia e intrahistoria porque en ocasiones se repiten en una plaza de toros».

Reconoce las retransmisiones taurinas como «vertebradoras» del territorio; puesto que por motivos de edad, enfermedad, distancia o económicos, mediante la televisión se acerca la tauromaquia a los hogares, da a conocer muchísimos rincones de la región y supone una «responsabilidad», responsabilidad que se basa en hablar con respeto de lo que ocurre en el ruedo, al que lo ve al otro lado de la pantalla; teniendo una premisa clara: «hablar para todos los públicos, para el muy aficionado y para aquellos que necesitan quizá un lenguaje no tan técnico», de una manera didáctica y cumpliendo una función divulgativa.

Mirada optimista, pero cauta del futuro. «La tauromaquia es casi inmortal», afirma y si bien es cierto que ha resistido a múltiples prohibiciones, José Miguel también espeta que no debemos confiarnos, pues «las circunstancias actuales obligan a redefinir algunos parámetros, y eso es tarea del propio sector, para adecuarlo al interés del público que es quien va a salvar el mundo taurino. Para que el público acuda a las plazas hay que ofrecerle espectáculos de la mayor calidad posible, puesto que hay escenarios para todo y para todos», concluye.

El lema es claro: ‘toro a toro’, paso a paso, y ni la incertidumbre inicial derivada de la Covid supuso una traba en la temporada pasada que acabaron sumando un buen número de retransmisiones, adaptando las entrevistas y acostumbrándose al uso de la mascarilla, aprendido a convivir con el virus hasta que lo mandemos «al desolladero». Y para muestra un hecho: ningún brote registrado en festejos taurinos, lo que indica que «la cultura taurina es segura».

Reconoce que la cifra alcanzada, nunca lo hubiera imaginado, pero que, aunque él es el que ha alcanzado el millar de retransmisiones, hay una labor, quizá no tan visible, como es la del resto del equipo, el «equipazo de retransmisiones de CMM» que se afana en poner en valor, así como el apoyo de su familia, a la que reconoce haberse ausentado de multitud de eventos, reuniones y celebraciones, pero que sin su apoyo no podría haber alcanzado esta cifra.

Toro a toro, festejo a festejo, probablemente sin habérselo planteado y seguramente sin haberlo jamás imaginado, una cifra casi «utópica», que bien merece el reconocimiento y la admiración de compañeros y aficionados para quien, desde la humildad y el trabajo, es todo un referente en la información taurina nacional.