Cipriano González, el Amigo de los Pobres, se ha convertido durante las últimas décadas en una de las personas más queridas de la ciudad, siempre preocupado por los que menos tienen. Lo está pasando mal este confinamiento, con miedo por él y por los suyos, y pensando, sobre todo, en quienes no pueden ganarse el pan y no tienen dinero para dar de comer a sus hijos. Aún desde su casa, y con la ayuda de la Policía Local de Toledo, trata de seguir siendo al menos una pequeña ayuda.

¿Qué tal está llevando el confinamiento el Amigo de los pobres?

No ha habido más remedio que estar en casa, como todo el mundo. Esta es la única forma de tratar, entre todos, de echar fuera esta epidemia. Y si fuéramos a la ONG nos expondríamos a cualquier cosa, porque esto es más delicado de lo que parece.

Pero una cosa es que Cipriano haya parado y otra muy distinta que lo haya hecho el Socorro de los Pobres de Toledo.

Sí, gracias a la Policía Local, seguimos funcionando. Cuando llega algún pedido, yo los llamo y rápidamente aparecen allí para recibirlo, y saben muy bien en los sitios en los que tienen que entregar el alimento. Es en colegios o en el Cerro de los Palos; en varios sitios donde los agentes saben que hay necesidad y ayudan para que la gente coma y pueda ir tirando de alguna manera. Porque la gente está pasándolo muy mal.

Todo es gracias a la Policía Local, porque los voluntarios tampoco les he querido dar esa responsabilidad. En el momento en el que yo abra allí, tengo tres o cuatro mil familias de toda Castilla-La Mancha, y me da miedo, de momento, hasta que pase algo de tiempo.

¿Porque la gente le sigue llamando a diario para pedir comida?

Sí, yo trabajo con el teléfono y me llaman para pedir comida, porque lo están pasando muy muy mal; y también me llaman mucho para entregar alimentos.

¿Le cuentan cómo están sobreviviendo?

La verdad es que lo están pasando muy  mal y sobreviven gracias a las personas que nos dedicamos a estas cosas. Yo llevo 67 años, desde 1953, dando de comer a los pobres, y gracias a todos los que me dan alimentos, ellos van tirando de alguna manera. Pero repito que lo están pasando muy mal, hay familias con hijos en las que no entra nada y lo soportan como pueden. Entre unos y otros se van arreglando.

Hay familias a las que no les llega ni el dinero de los ERTE.

Realmente, hay gente que ya estaba muy mal, y ahora sin poder salir a trabajar, ya me dirán la papeleta.

¿Cómo ve Cipriano estos días a los empresarios que tanto colaboran con su ONG? ¿Podrán seguir haciendo donaciones?

Me demuestran mucho cariño y me dicen que quieren verme. Siguen llevando cantidades de cosas, por lo que yo estoy muy agradecido, y menos mal que las puede repartir la Policía Local. Me animan a seguir la lucha y me siguen llamando para dar comida igual que si yo estuviera allí. De cualquier sitio me mandan cantidad de cosa y hace unos días un señor me dijo que me mandaba nueve palés de todo.

La renta mínima vital y el resto de ayudas puestas en marcha, ¿pueden ser una ayuda?

Todo lo que sea ayuda, venga de donde venga, es fabuloso. Es bueno para mayores y pequeños. Viene fenomenal. Pero que de verdad les lleguen, y que lleguen ya.

Anuncian que la renta mínima llega para quedarse. ¿Puede ser el final de la pobreza?

Ojalá sea así, ojalá llegue y se elimine la pobreza, porque la gente no tiene por qué andar pidiendo, tienen que tener su sueldo y dar de comer a sus hijos, comprarles su ropa y atenderles como dios manda. Ojalá se llegue a erradicar la pobreza. Pero yo tengo 83 años y siempre he visto pobreza. A ver cuándo dinero da la renta mínima, porque hoy las cosas están carísimas.

Dada la situación, ¿se ha planteado abrir el Socorro de los Pobres este verano?

En la época en la que estamos hace mucho calor para estar allí más. En estos meses de verano siempre hemos cerrado, pero no por vacaciones, sino porque allí no hay quien pare a partir de las nueve de la mañana con el calor que hay allí.