El mejor activo de las empresas

Carlos Cuesta (SPC)
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La internacionalización es la estrategia que potencian los industriales para asegurar activamente el crecimiento de sus negocios

El mejor activo de las empresas

El acceso al mercado global ya no es una alternativa sino una auténtica necesidad para las empresas que trabajan para consolidar un crecimiento que les garantice el futuro y la propia supervivencia en uno de los momentos de mayor dinamismo y transformación de la historia.

El 98% de la oferta de las ventas y el poder de compra está ya fuera de las fronteras nacionales, lo que hace de la internacionalización una oportunidad sin precedentes, no solo para las grandes organizaciones empresariales sino también para aquellas pymes con vocación de expansión que se presentan como los verdaderos modelos de negocio innovadores y competitivos.

Los beneficios de desarrollar una compañía más allá de sus límites geográficos naturales es una opción que permite, en primer lugar, diversificar el mercado en más países, alcanzar nuevos clientes, alargar el ciclo de vida de un producto y, finalmente, incrementar los beneficios económicos.

En este contexto, en el primer semestre del año España facturó en venta de mercancías al exterior más de 147.000 millones de euros, lo que supuso que las exportaciones nacionales alcanzaran un nuevo máximo histórico pese a la ralentización de la economía que, como se ha visto a cierre del ejercicio, ha bajado al 1,9%, abandonando la cota psicológica del 2% de crecimiento que ha registrado en los últimos cinco ejercicios. Así, el primer semestre de 2019 representó un avance respecto al mismo período del anterior del 1,7%, el más exiguo del último lustro. 

Por su parte, también las importaciones crecieron (1,6%) hasta máximos históricos. España compró artículos por valor de 162.120 millones de euros, lo que sigue arrojando un saldo negativo en la balanza comercial de 14.712 millones, un 0,9% más que en el primer semestre de 2018. 

El Banco de España acaba de publicar el último dato de la balanza por cuenta corriente hasta el pasado octubre donde, según detalla, el país redujo su superávit un 4,67% hasta los 18.400 millones de euros, frente a los 19.300 del mismo período de ejercicio anterior.

En 2018, las exportaciones crecieron un 3,66% respecto al año anterior, con lo que las ventas internacionales representaron el 24,41% de su PIB. De esta forma, España se encuentra en el puesto 81 de 190 países del ránking de exportaciones respecto al PIB registrado.

Con una cifra de 293.458,8 millones de euros en volumen de exportaciones, España ocupa un lugar relevante en el listado de Estados más competitivos. Los principales destinos de los productos nacionales son Francia, Alemania e Italia, que suponen respectivamente el 15,82%, 11,28% y 8,07% del total de las exportaciones del país.

El pasado año, la economía nacional registró un déficit en su balanza comercial ya que, pese a producirse un incremento de las importaciones, sin embargo, fueron mayores que las exportaciones, lo que arrojó una tasa de cobertura (porcentaje de lo que se importa que puede pagarse con lo que se exporta) del 90,88%.

La mentalidad de las empresas nacionales ha cambiado en la última década y la estrategia actual es consolidar primero el mercado nacional para salir al exterior y potenciar en mayor medida el crecimiento y los resultados económicos.

Planes de viabilidad

La directriz de éxito que recomiendan los economistas a los emprendedores que piensan en sacar sus productos y servicios al exterior parte de dos premisas funcionales en las que se sustentan las posibilidades de éxito. La primera, que analicen su proyecto de negocio bajo las premisas del estudio DAFO, que sirve para analizar las debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades de comercializar un servicio en el mercado exterior y, en segundo lugar, que se fundamenten en la regla de las Cuatro P, centrada en los aspectos de planificación, prudencia, paciencia y persistencia. 

En este sentido, no hay que esperar para tener beneficios a corto plazo, sino que hay que pensar en inversiones de futuro y no descartar la colaboración de socios o partners locales que cuenten con años de experiencia en los nuevos mercados. Se trata de trabajar con profesionales que conozcan con precisión la legislación arancelaria, tributaria y financiera de cada mercado, así como una amplia cartera de clientes para posicionar con la mayor rapidez posible el producto.

Según los datos del instituto ICEX España de Exportación e Inversiones, los sectores que lideran este ranking son los dedicados a bienes de equipo (22%), el automovilístico (16%) y, en tercer lugar, el de alimentación, bebidas y tabaco (15%).

Riesgos

Además de las dificultades intrínsecas que encuentran los industriales que pretenden abrir nuevos mercados, hay que contar también con hacer frente a un nuevo idioma y unas costumbres distintas, así como también a un cambio de divisa que puede fluctuar y modificar los resultados económicos, un entorno legal más restrictivo y, sobre todo, gestionar situaciones como los impagos, entregas erróneas o las cancelaciones unilaterales.

Como alternativa a estos obstáculos, los seguros pueden ser un buen salvavidas para hacer frente a improvistos, pero lo esencial es que los emprendedores dispongan de un buen asesoramiento de instituciones como la Cámara de Comercio u otros organismos financieros que trabajan en estos países y conocen al detalle los pormenores de los negocios internacionales.

Hoy en día, los industriales tienen claro que exportar a terceros países no es algo coyuntural, sino estructural. Se ha cambiado el modelo de exportación, y las nuevas formas de operar en el exterior facilitan que las empresas incremente su cartera de negocio, diversifiquen los mercados de destino de sus productos y, por tanto, mejoren también su solidez y rentabilidad. 

Actualmente, las industrias nacionales mantienen una excelente posición y prestigio en sectores como, por ejemplo, la logística y el transporte, las infraestructuras, el financiero, la seguridad, energías renovables, el turismo y la automoción y, han entrado también con fuerza en otros de gran potencial como la biotecnología, el medioambiente, el tratamiento de aguas, la actividad aeroespacial, las TIC, la tecnología sanitaria y la administración electrónica. 

En conclusión, el secreto de la internacionalización está en adaptarse a los nuevos hábitos de consumo con la personalización de modelos de comercio electrónico con fuerte desarrollo tecnológico.