Castillo de la provincia de Toledo (X)

José García Cano*
-

El castillo de Consuegra es todo un emblema en la comarca de La Mancha. Su origen es romano, pero los restos más antiguos que se conservan hoy en día son árabes. En 1183 pasó a manos de los caballeros de la Orden de San Juan

En la Desamortización del siglo XIX el castillo salió a subasta por la cantidad de 500 pesetas. - Foto: Víctor Ballesteros

El castillo de la ciudad de Consuegra es todo un emblema no solo para la localidad sino para toda La Mancha, ya que esta fortaleza y los doce molinos de viento que la acompañan forman una estampa única que recrea como pocas el paisaje de nuestra tierra. En diversas crónicas se anuncia que el origen de esta fortaleza es romano, pues no en vano la ciudad de Consabura (nombre romano de Consuegra) fue un importante enclave de la Carpetania, como lo atestiguan la presa romana, los restos del acueducto, el circo romano y las innumerables piezas que han ido apareciendo en el subsuelo del casco urbano y del propio cerro del castillo. De época islámica y por estudios arqueológicos de la zona, se pueden datar algunos restos de muros que nos indican que antes del castillo cristiano actual, se levantaba en el mismo espacio un edificio islámico más antiguo de planta regular, al igual que otras fortalezas de época omeya. Sería en 1183 cuando tanto el castillo de Consuegra como todo su alfoz o territorio, fueron donados por Alfonso VIII a los caballeros hospitalarios de la Orden de San Juan de Jerusalén, momento en el cual nuestra fortaleza se convertiría en punto importantes para mantener la frontera castellana frente al Islam. Desde la llegada de la orden hospitalaria Consuegra fue la cabeza prioral de un señorío denominado el Campo de San Juan, desde donde se repoblaron, vigilaron y administraron las villas y lugares de este territorio. El recinto fortificado se reformó por los hospitalarios siguiendo el modelo francés de Donjon, con algunos elementos defensivos añadidos por los caballeros de Malta y traídos lógicamente desde oriente. El castillo sobrio y carente de ornamentos innecesarios, se divide en tres recintos muy claros que cumplen con una misión precisa como era la de proteger a sus ocupantes, así como a otros elementos importantes que en él se custodiaban, como por ejemplo el archivo prioral sanjuanista o las recaudaciones de impuestos que la orden cobraba a sus súbditos. El núcleo central posee cuatro grandes torres en cada uno de sus lados, tres de ellas de planta absidial y la del sur circular. La ermita también fue un elemento importante dentro de la fortaleza consaburense; la más antigua de la que tenemos datos procedía de 1229 y la actual fue levantada en el siglo XVII en una de las zonas más elevadas del edificio, aunque hoy solo conservamos parte de un zócalo, algunos estribos laterales sobre los que descansan los nervios de la bóveda y pequeñas partes de arquerías. La propiedad del castillo durante casi setecientos años la ostentó la Orden de San Juan, hasta que en la Desamortización del siglo XIX se le arrebataron sus propiedades saliendo el castillo a subasta por la cantidad de 500 pesetas. Después de pasar por varias manos particulares, en el siglo XX el castillo sería adquirido junto a la finca llamada sierra del Castillo por el Ayuntamiento de Consuegra, quien comenzó a rehabilitarlo en los años 80 del siglo XX gracias a diversas intervenciones la mayor parte de ellas llevadas a cabo por la Escuela Taller municipal. Este castillo se ha convertido en un punto de referencia turística de toda la región, donde sus visitantes pueden comprobar como esta fortaleza fue sin duda un bastión inexpugnable, que representó todo el poder y la influencia que durante siglos tuvo la Orden de Malta en este territorio.
Vecina a Consuegra tenemos a la localidad de Urda, la cual poseyó un castillo que según las descripciones del siglo XVIII aún se conservaba por entonces. Parece ser que esta fortaleza se encontraba «por cima de la Edesa que aún se conserva el nombre». Lo cierto es que el topónimo Castillejo nos ayuda a entender que por aquel paraje pudo ubicarse este castillo, que poseería una función de vigilancia y dependencia del de Consuegra, que era la cabeza del señorío siendo este de Urda aprovechado como atalaya para controlar el terreno y al enemigo que pudiera llegar desde el suroeste, ya que tendría contacto visual con el primero. En el antiguo escudo de armas de Urda aparecía un castillo y sobre él un nogal, como así informa fray don Julián García Álbaro en 1786. Desgraciadamente la propia Orden de San Juan y seguramente el concejo de Urda, al perderse la función de control y protección desde este castillo, dejarían que se viniese abajo sin preocuparse por su cuidado y rehabilitación. 

*José García Cano es académico correspondiente en Consuegra de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo