Una doble victoria

Javier D. Bazaga (SPC)
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En la sede socialista la sensación del triunfo era evidente, pero no la suma de los escaños

Una doble victoria - Foto: Javier López

Las previsiones se cumplieron y el champán se descorchó. El enemigo en Ferraz eran «las tres derechas», y el obstáculo a superar era la complacencia que dieron las encuestas durante la campaña, que podían desmotivar al electorado. Casi toda la tarde de ayer se vivió en Ferraz una alegría contenida. La victoria parecía evidente, pero no la suma de los escaños para formar Gobierno. 

Las sensaciones eran «muy buenas», y aunque alguna sonrisa se escapaba cuando preguntabas por las previsiones, las valoraciones no pasaban de un «bien, contentos». Sensaciones motivadas por la alta participación que, tradicionalmente, y esta vez también, han beneficiado a la izquierda.

En la sede socialista se frotaban las manos, pero con nervios. «Desde 2008 no tienen nada que celebrar aquí», decían algunos asistentes que se concentraban a las puertas de la sede nacional, que compartían con medios de comunicación y simpatizantes que estuvieron amenizados por el «Viva España» de Manolo Escobar que sonaba desde el bloque de enfrente, con las ventanas abiertas, y de donde colgaban banderines de Vox en las ventanas, junto a una gran pancarta que cambiaba el eslogan del PSOE por el de La España que NO quieres.

En el bar de enfrente, miembros del equipo de seguridad del presidente del Gobierno se hidrataban mientras seguían con atención la emisión de un programa especial de elecciones en la televisión, quizás en previsión de una noche más larga de la habitual.

«Yo creo que al final darán» decía otro alto cargo del partido sobre los números y las sumas poco antes de la llegada de Pedro Sánchez a su sede, que se producía antes de las 21,30 horas de la noche. 

Los resultados del escrutinio se fueron volcando con rapidez y, al 50 por ciento, los técnicos se apresuraron a montar un pequeño escenario en el exterior. Un trabajador del catering corría por la acera pidiendo paso con un carro cargado de copas.

La fiesta estaba fuera. En el interior las sonrisas ya no se escapaban, sino que se liberaban. ¿Los motivos? La victoria incontestable del PSOE, y el batacazo del PP.