El nuevo propietario de Menores salda la 'deuda'

C.M
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El gerente del Consorcio anunció que los nuevos propietarios ya han abonado en un único plazo la suma de 100.000 euros que iba a ser abonada en pagos mensuales. Santolaya informó de que el inmueble ha sido adquirido por «inversores de la ciudad»

El nuevo propietario de Menores salda la ‘deuda’ - Foto: David Pérez

El gerente del Consorcio compadeció para dar cuenta de los acuerdos, protocolos, recepciones, inicios de obra y proyectos -en ciernes, comenzados y finalizados- desarrollados por parte de la entidad. Entre todos los asuntos recogidos en el orden del día -tanto de la Comisión Ejecutiva como del Consejo de Administración- figuraba el relativo al cambio de propietario del inmueble -con nivel de protección ‘P’ dentro del catálogo del Plan Especial del Casco- de Callejón de Menores, 12, recuperado por el Consorcio con una inversión de 552.149,6 euros.

Tal y como anunció este periódico el pasado mes de enero, el anterior propietario lo puso a la venta en un portal web inmobiliario por 900.000 euros, y como confirmó Manuel Santolaya el inmueble ha pasado a manos de «unos inversores de al ciudad» que «han asumido las condiciones de uso y las obligaciones acordadas» con el ahora vendedor.

En este punto, y debido a que en su día el anuncio de la venta y la posibilidad de que los apartamentos pudieran dedicarse a la actividad turística despertó algunas críticas sobre la conveniencia de que el Cosorcio recuperara edificios que iban a destinarse a este tipo de alquiler, quiso el gerente de la entidad señalar que los nuevos propietarios van a respetar las obligaciones contraídas en el acuerdo (firmado el 26 de enero de 2015) y dotadas de una vigencia de 12 años». Así, y puesto que ya se ha producido la venta, el propietario debe cumplir los requisitos convenidos hasta 2027, siendo conocedor, además, de que si se produce esta transacción o «cualquier modificación de la obra ejecutada», el Consorcio debe dar «el visto bueno» a los posibles cambios.

De hecho, se explicita que si el destino «es para un uso distinto se considerará incumplimiento de contrato», por lo que «el particular perderá las cantidades abonadas por el Consorcio, debiendo abonar el coste de las obras».

Por ello, y recordando que «el uso» al que se destinaban los seis apartamentos es «el arrendamiento», Santolaya anunció que los actuales dueños «han devuelto ya la aportación económica» recogida en el convenio. Esto es, en el documento constaba que la propiedad se comprometía «a aportar al Consorcio la suma de 100.000 euros abonada en pagos mensuales durante 10 años», cantidad que ya ha sido recuperada en su integridad por el Consorcio.

Por supuesto, también se cumplirá con la autorización «a la entrada de investigadores y grupos interesados, previa petición, en un número máximo de 12 visitas al año». A ello se suma la inclusión del espacio en las rutas de ‘Patrimonio Desconocido’ «al menos una vez a la semana», y la puesta a disposición del Consorcio «con carácter anual de 15 bonos de una noche cada uno» que, apuntó Santolaya, podrá servir para alojar a músicos o creadores que participen en las actividades que allí pudiera organizar el entidad que gestiona. Por último, la «propiedad acepta la utilización del sótano del inmueble por parte del Consorcio durante 30 días al año».

Inversión de 552.149 euros. Sobre el proceso de rehabilitación emprendido por el Consorcio, conviene recordar que el inmueble fue intervenido en una primera fase destinada a la estabilización de la estructura y cubiertas -por importe de 116.988,09 euros-, profundizado seguidamente en los cerramientos e instalaciones con un plan adjudicado por 216.101,13 euros, siendo la tercera actuación la relativa a las instalaciones interiores y la rehabilitación de los elementos de interés por un importe de 219.050,38 euros. Lo que supuso una inversión total de 552.149,6 euros.

Un presupuesto, hay que decirlo, muy por debajo de los costes de una rehabilitación convencional ya que esta intervención compleja en torno a la que se logró reunir a tres partes, la Escuela de Arquitectura, el propietario del inmueble y Consorcio, bajo el paraguas de la investigación y experimentación universitaria en torno a las ‘Nuevas formas de actuación y rehabilitación en el Patrimonio’. En este empeño, articulado, por la Escuela de Arquitectura, jugó un papel esencial el promotor que ‘cedió’ su propiedad para realizar un  ejercicio experimental destinado a rehabitar y reactivar el Casco. Incluido en un programa I+D+I de la Escuela de Arquitectura de Toledo, esta intervención se diferenció de las acostumbradas -en las que existe un proceso selectivo en el que se desechan muchos elementos- porque en ella se apostó por conservarlo todo.