La ministra en funciones de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, María Luisa Carcedo, ha abogado este miércoles en Toledo por una reforma del modelo español de Bienestar Social para responder a los nuevos riesgos sociales, sobre todo, al riesgo de exclusión de jóvenes y niños. En el Seminario Anual de la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado Español (EAPN-ES) ‘El modelo de bienestar social’, explicó que España ha sido capaz de mejorar su sistema de protección social para mejorar la vida de sus mayores, pero ahora hay que abordar la situación de jóvenes y niños.

La idea de Carcedo es reducir las tasas de pobreza y exclusión en los grupos más vulnerables, como exige la Agenda 2030. Allí se enmarca la propuesta del Gobierno del ingreso mínimo vital, sobre la que ya ha comenzado a trabajar esta legislatura con la mejora de las prestaciones por hijo a cargo, hasta los 341 euros anuales, 558 para familias en situación de pobreza extrema. Pero la ministra también apostó por otras medidas que se pueden poner en marcha, como las medidas predistributivas, que tienen que afectar a muchos departamentos ministeriales y medidas como subir el salario mínimo o convertir contratos temporales o falsos autónomos en indefinidos, lo que cierra la brecha salarial y garantiza los ingresos a la Seguridad Social y las pensiones.

Porque la progresiva precarización de las condiciones de trabajo, apuntó, ha llevado a que a día de hoy haya en España un quince por ciento de trabajadores pobres. Aproximadamente la mitad de los trabajadores temporales en España tienen entre 15 y 24 años. Ellos son, apuntó la ministra, sobre quienes incide precisamente esta situación de riesgo de pobreza.

La otra laguna que presenta el estado del bienestar en España es la protección a las familias, y singularmente a la infancia. «Nuestro modelo de bienestar es especialmente torpe a la hora de reducir la pobreza infantil», denunció Carcedo. Porque sí es capaz de reducir la pobreza de los mayores, pero no es suficiente con la pobreza. Solo reduce la pobreza entre los niños en un 23 por ciento, mientras que en países como Francia se reduce hasta un sesenta por ciento. ¿A qué se debe esto? La ministra explicó que en parte viene por que la inversión en familias y en niños es todavía escasa en España (apenas un uno por ciento del PIB), mientras que el país vecino dedica un tres por ciento de su PIB a familias y niños. «Eso explica que España presente tasas de pobreza infantil intolerables para un país con el desarrollo económico e institucional como el nuestro», se lamentó la ministra.

Pero los cambios en el empleo y sus consecuencias, jóvenes y niños son solo dos ejemplos de lo que los expertos denominan nuevos riesgos sociales. Pero hay otros, apuntó Carcedo, como el desempleo estructural, el estrechamiento de la pirámide poblacional, así como la desprotección sistémica de ciertos grupos, como la población migrante, «que tanto aporta a nuestra sociedad, y que por cierto también es uno de los objetos de los mensajes contra la igualdad, y víctimas de comportamientos xenófobos y racistas». El modelo español de Bienestar Social, se lamentó la ministra, no está preparado para responder a esos nuevos riesgos sociales.