Enrique Belda

LOS POLÍTICOS SOMOS NOSOTROS

Enrique Belda


Es insulto y no es indulto

08/06/2021

Cuando cualquiera de nosotros ha de reiterar la crítica al adversario político cada poco tiempo, pierde convencimiento ante los demás, además de sentirse como una persona inoportuna. Desde un principio, el presidente Sánchez jugó esa baza de quien tiene un comportamiento tóxico y poco propenso a la empatía. Esto es: no importa que haga varias cosas mal, seguidas, puesto que los enemigos y las críticas ya me las habré ganado con las primeras acciones, por lo cual perderá fuerza cada ataque que me hagan, y pasado el tiempo nadie se asustará de mis actos, e incluso desconfiarán del crédito de mis opositores, ya que nadie en su sano juicio llega a creer tanta mala acción junta, y menos de un gobernante democrático.
El presidente del gobierno lleva a rajatabla estas consignas, acumulando en una misma semana decisiones desacertadas con otras que socavan los cimientos mismos de la separación de poderes y la institucionalidad. Pero la retórica y, especialmente, la intransigencia a creer las críticas de quienes no nos caen en gracia, pueden con todo, haciendo pasar los días en busca del olvido. La chulería, modo tradicional de describir estos modos, se ha incrementado incluso tras el aviso que le han dado en las elecciones de Madrid, revelando, una vez más, ante quien estamos.
Es evidente, nítido, como afirman algunos socialistas, que la relación entre catalanes independentistas y el resto de españoles (¿no será más bien entre catalanes independentistas y el resto de catalanes, señora Calvo?), demanda gestos, acercamientos, pacificación y buenos propósitos. Lo que la mayoría denunciamos es que en este camino no es el indulto la manera de avanzar, pues nunca con la injusticia (en el sentido de disentir de la justicia democrática) se genera un objetivo sólido. El indulto es un mecanismo basado en permitir que el valor ‘justicia’ pueda sobreponerse a una aplicación sesgada o superada de la norma penal, pero no una compra de las voluntades de los condenados con arreglo a derecho, para que no vuelvan a delinquir. Supongamos que el problema entre los catalanes nacionalistas y el resto de catalanes se pudiera comprar así, y todos cerrásemos la boca ante el indulto que anuncian los socialistas.
Pues es que ni siquiera es eso, ya que los beneficiados han anunciado que van a seguir intentando, no ya la independencia, fin legítimo que se puede ofrecer propugnando un cambio constitucional, sino la vulneración continuada del ordenamiento jurídico del Estado donde han nacido. Son más chulos que el chulo mayor del reino y le tienen tomada la medida, mientras tanto el señor presidente y los suyos a quienes tratan despectivamente es al resto de los ciudadanos cumplidores, a los que llegan a afear hasta el horario de uso de la lavadora. En este punto de la Legislatura, los más moderados comienzan a creer que a este gobernante hay que plantarle cara con sus propios métodos de confrontación y eso no puede ser bueno tampoco a largo plazo. Sánchez se crece con ese ambiente sórdido de la bronca, alimenta una oposición reaccionaria y los que no somos así no sabemos donde meternos ni que decir, pero algo tenemos que protestar.

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