José Manuel Patón

LA PLUMA CONTRA LA ESPADA

José Manuel Patón


Morir de amor

29/05/2019

Estoy emocionado. «Me san saltao las lágrimas» al ver llorar a Rita Maestre detrás de Carmena al conocer el resultado de las elecciones en Madrid. La cara angelical de Rita y las lágrimas chocan con aquella visión que tenemos de cuando entró en una iglesia con las pechugas al viento gritando lo de «el Papa no nos deja comernos las almejas», y frases por el estilo, que no puedo seguir escribiendo porque me da la risa floja. Viene en internet por si alguno quiere comprobarlo. La visión de Rita llorando ha borrado todo el recuerdo que me quedaba de aquella activista universitaria, con la agresividad y el bochorno que significó en aquel momento. Las lágrimas apagan los fuegos. Pero … ¿por qué esas lágrimas de cocodrilo? Por lo de siempre, la gente emotiva no puede disimular la tristeza que le da una patada en ‘salva sea la parte’, viniendo de los electores. No digo yo que lo haya hecho mal del todo en el Ayuntamiento, realmente no sabemos lo que ha hecho, pero el cargo convirtió a la fiera en una gatita llorona. ¿Quieres saber cómo es Felipillo? Dale un carguillo, decían nuestros abuelos. Cuando se abandona el poder, unos se lo toman de una manera y otros de otra. Lo que se llama agarrarse al sillón. Precisamente el sábado publicaba La Razón una foto de Teresa May llorando después de dimitir, y luego dirá que no le gustaba el cargo. Boabdil también lloró cuando tuvo que abandonar Granada. Y es que el poder atrae mucho, y hay quien llora sin vergüenza y otros que lo hacen en la intimidad, como los que hablan catalán en la intimidad.
Ahora ya, sin sueldo del Ayuntamiento y a expensas de un partido, que aúlla y ladra a perro perdido sin madre ni padre, y al que todo el mundo le echa la culpa de hundir a Podemos, ya me contará donde busca trabajo. ¿Qué le hubiera pasado a la Maestre si hubiera entrado con las mismas en la Mezquita de la M30? Y no te quiero contar como hubiera salido si este gesto lo hubiera hecho en cualquier país musulmán. Entonces sí se hubiera podido poner una medalla diciendo que lo hacía para la igualdad de las mujeres y el respeto a los homosexuales …, que más falta hace allí que aquí. Pero para eso hay que tener más concha, como dicen los argentinos. Ser feminista y anticlerical en España es fácil. Casi todos los que te rodean se asombran de que protestes por una cosa que carece de interés porque nuestro Estado de Derecho permite serlo, y no solo eso, sino que hay leyes que incluso protegen el feminismo más allá de sus fronteras, y no digamos de los homosexuales, que se pueden casar con tanta naturalidad hasta el punto que hay ministros casados. Protestar contra eso en cualquier país de influencia cristiana carece de objeto, pues es el mundo más permisivo. Los que necesitan el apoyo de las feministas precisamente son los homosexuales y las mujeres que viven en países que no tienen ningún derecho, y no aquí.