Pilar Gil Adrados

Entre Encinas

Pilar Gil Adrados


Segundo apellido

19/12/2019

Solo han pasado quince días desde la última vez que escribí en esta columna pero bien parece que hayan pasado meses. Falte a mi cita porque no encontraba un momento de tranquilidad para poder escribir con algo de acierto entre reuniones, viajes, jornadas de pastoreo con razas autóctonas para conservar suelos sumideros de carbono, así como auditorias y cierres propios de final de año. Periodos de condensación que todos sufrimos.
Todo ha salido razonablemente bien. ¡Hasta un premio hemos recibido en este tiempo! El primer premio de la modalidad  ‘Mejores prácticas en los servicios públicos prestados a la ciudadanía’ de la VIII edición de premios excelencia y calidad de los servicios públicos convocada por la Consejería de Hacienda y Administraciones Públicas. Distinción, en cerámica de Talavera de la Reina, para la Consejería de Agricultura, Agua y Desarrollo Rural por dar respuesta a las demandas de la sociedad, para la que el bienestar animal es una preocupación derivada de su ética social, diseñando una actuación que mejora las condiciones de bienestar en las ganaderías de pequeños rumiantes. Animales que tienen un papel decisivo en la preservación de los ecosistemas agrarios y, por tanto, en la conservación del medio ambiente y en la mitigación del cambio climático. Sin olvidar que son el origen de los productos de calidad diferenciada que le otorgan singularidad a nuestra gastronomía.
De manera cotidiana, lo más frecuente es que te relaciones con gente de tu ámbito profesional, científico, tecnológico o vecinal.  Aunque se hablen idiomas diferentes, casi no necesitas intérprete ni traductor, o solo un poco, porque se trabaja con certezas y conceptos convenidos que facilitan la comprensión entre las partes y hasta con opiniones que se aceptan si están fundamentadas. Será  esa la razón por la que te sorprendes tanto cuando circulan opiniones infundadas y malintencionadas que calan en la opinión pública, olvidando que no es tan sencillo tener el juicio crítico suficiente para discernir. La difusión de una de esas opiniones infundadas ha arreciado con motivo de la celebración de la COP25 en Madrid, poniendo el acento de la emisión de gases de efecto invernadero sobre la ganadería. Sin embargo, solo hay que leer el informe completo de Naciones Unidas, y no entresacar frases al gusto del titular, para constatar que las emisiones directas del animal no alcanzan el 5% y que las reducen capturando carbono al pastorear.
También fue una sorpresa que en el acto de entrega del premio más de seis de los asistentes nos preguntaran con curiosidad que eran los pequeños rumiantes. Alguno incluso nos pidió que le aclaráramos si es que trabajábamos con roedores.
Para terminar algo que no consigo explicarme. Es la tendencia a pronunciar o escribir los nombres solo con el primer apellido. En un contexto social donde el debate sobre la perspectiva de género solo admite posiciones férreas, y lo demás es una afrenta ignominiosa, es curioso que no empleemos el segundo apellido que suele ser el materno. Será por modernos y globalizantes porque en España teníamos en cuenta el apellido de las madres desde antes del XIX.