Ángel Monterrubio

Tente Nublao

Ángel Monterrubio


Milgranas

07/10/2020

En este tiempo y por nuestra zona se pueden ver los granados cargados con sus milgranas en sazón y en todo su esplendor. Muchos viajeros antiguos que pasaron por aquí las alabaron aún por encima de las de Andalucía y Elche por su dulzor y semilla fina. Un granado no podía faltar en ninguna huerta que se preciara. Quizás la descripción más bella de una milgrana sea la que escribió Fray Luis de Granada en la que el dominico veía en el fruto la perfección y minuciosidad de la creación del mundo.
Para conservarlas frescas durante todo el año nuestros labradores empleaban un curioso método: una vez cortadas del árbol, antes de abrirse, las envolvían cuidadosamente en paja larga de centeno, luego las embarraban con barro del que utilizaban los alfareros para hacer los cacharros  envuelto con paja trillada como si fuera un adobe esférico y las colgaban en las trojes, cuando se querían consumir se metían en agua hasta que el barro se deshacía y el fruto estaba tal como si se hubiera cogido en ese instante. Aunque el más habitual y menos engorroso era meterlas simplemente entre la cebada de las paneras donde se mantenían sin pudrirse durante bastante tiempo.
Las milgranas eran muy apreciadas por su utilidad en los remedios para aliviar dolencias o enfermedades. Gabriel Alonso de Herrera describe en su obra de Agriocultura algunos de sus usos. Los boticarios con su flor cocida en vino hacían lo que podíamos denominar un colutorio que desinfectaba la cabida bucal, apretaba los dientes y desinflamaba las encías y cocidas en vinagre hacían el efecto del Primperán para evitar los vómitos. Las cáscaras secas molidas servían para secar llagas antiguas y cerrar heridas, los granos mezclados con miel se utilizaban para calmar el dolor de oídos y también cocidos en vino y molidos valían para hacer emplastos con el mismo fin. El zumo de las milgranas ácidas se daba de beber a los que padecían fiebres tercianas para aliviar los síntomas y, uno de los más curiosos, los granos comidos aseguraban que aliviaba y espabilaba de los efectos de la borrachera. No detallan la posología.
Y luego está su parte simbólica. Las tres grandes religiones: judía, cristiana y mahometana la utilizan con profusión, pero eso es materia para otro día.