Alejandro Bermúdez

Con los pies en el suelo

Alejandro Bermúdez


Teórico al frente, desastre a la vista

14/05/2021

Uno de los grandes problemas de las sociedades modernas y avanzadas es la pérdida de contacto de la población con la Naturaleza, que es  tanto como perderla con la realidad. Estamos criando y creando una población que vive en la realidad virtual. Solo hace falta ver los personajes de sus juegos, que, sin quitarle un ápice de mérito a la imaginación que suponen, distan mucho de tener ninguna conexión con la existencia real.
El problema es que estas generaciones han llegado ya  a puestos de responsabilidad y han llegado con la cabeza llena y formada con realidad virtual, que es tanto como irrealidad real. ¿Cuántas personas, si se les diera un carboncillo y un folio, pintarían una oveja  parecida a las que dan la leche con la que se fabrica el queso, nos proporcionan el sabroso cordero y nos visten -más antes que ahora- con su lana? Seguramente  la obra se parecería mucho más a cualquier serie en la que las ovejas vuelan o se desprenden de la lana con una afeitadora de ‘rayos interestelares’.
Estos nuevos sabios (que obviamente lo son en algunas materias, pero que son unos absolutos ignorantes en lo que a vida real se refiere) son quienes nos están gobernando y no solo en el poder ejecutivo, sino en cada uno de los tres supuestos poderes en que se divide el poder en un país.
En las Cortes, el cacareado templo de la soberanía nacional, hay personas que no han trabajado jamás ni como enchufados de lo público y la inmensa mayoría de los que sí lo han hecho, no han salido jamás de la moqueta, del aire acondicionado y del ordenador, es decir, de la realidad virtual. Esta inmensa mayoría es de los que piensa que para tomar pera de poste hay que hacer ‘la ley de la pera’ en lugar de plantar perales, regarlos, podarlos, abonarlos, curarlos, injertarlos, recolectar sus frutos y distribuirlos en el mercado.
La Judicatura, esa autoritaria y engolada profesión a la que la calle le es completamente ajena, nunca se caracterizó por tener los pies sobre el suelo. Es más, creo que la mayoría de sus componentes se avergonzaría de ello por vulgar y contaminante de sus ‘teorías en la nebulosa’, cuyas conclusiones raramente concuerdan con el sentido común. Su aportación a la sociedad se ha comprobado viendo el resultado de los ministros de esta procedencia y sobre todo ahora que tienen que dar solución a una situación grave y real como es la gobernanza de la pandemia. El resultado es el carajal más absoluto.
Lo del Ejecutivo es mucho más grave. A la absoluta ignorancia de la realidad que aqueja al resto se une una total falta de principio moral alguno. Aquí, además de no haber visto el mundo real ni por un  agujero, lo único que contemplan sus componentes es a sí mismos, de tal forma que se sienten con derecho a huir de cualquier imagen que les pueda relacionar con nada negativo: paro, crisis, enfermedad, ¡no digamos la muerte!... Ellos no vinieron a este mundo para eso, esa no es su realidad ni quieren saber nada de ella. En sus dibujos animados solo existe la princesa, el palacio, el Falcon y las gafas de ‘playkenedy’… El pueblo, que se las apañe como pueda, pero que no moleste.