Miguel Ángel Sánchez

Querencias

Miguel Ángel Sánchez


Elogio de la grandeza

27/03/2020

A veces, cuando no sé muy bien cómo escribir lo que quiero escribir –como hoy–, me obligo a esperar hasta última hora, las ocho de la tarde, para escribir a borbotones en quince minutos el artículo que saldrá a la mañana siguiente y que usted lee ahora. No es una falta de respeto, es una necesidad. A veces las palabras no salen. Es muy difícil escribir de y sobre lo que nos está ocurriendo estos días. Y de lo que vendrá. Hoy quiero escribir de lo mejor de España, de este país que a veces se nos rompe y nos rompe, que a veces no se nombra, pero siempre está ahí, como una atmósfera protectora o devastadora, una impronta que nos define y nos hace. Galdós fue quien más profundo llegó a entender el ser español, lo vas palpando cuando lo lees y relees. Pla se quedó muy cerca y no quiso entrar más. A Cervantes le arrasó el viento de esa España despiadada y que no acepta prisioneros. Unamuno estaba muy entretenido consigo mismo como para ser capaz, al final, de entender.
Quiero escribir, y no sé si me saldrá, de su gente, la gente que hoy trabaja y se juega la vida en los hospitales, en las residencias de ancianos, en los servicios básicos que nos hemos dado como sociedad «civilizada» para cuidarnos, y en especial a los más desfavorecidos, a los mayores, a los enfermos, a los que más lo necesitan. No quiero olvidar a quienes están ahí trabajando cada día, en la calle, limpiando, asistiendo, transportando, protegiendo, informando, atendiendo, dándonos de comer... haciendo que el país, España, no se pare del todo, que haya un latido mínimo más allá de la desesperación y los aplausos de terrazas y ventanas. Y para que cuando todo esto pase, el motor pueda volver a arrancar.
La grandeza es esa España que se desvive en los hospitales y residencias por salvar vidas, con recursos insuficientes, con profesionales que saben que probablemente acabarán sucumbiendo a la enfermedad, no por temeridad, sino por voluntad de servicio a sabiendas de no disponer de medios adecuados –¿para cuándo?–, con una saturación y unas condiciones que hace quince días no hubiéramos imaginado. La grandeza de este país está ahí, en celadores, médicos, enfermeras, asistentes, terapeutas... y tantas y tantos que trabajan para los demás; y que llevan años denunciando privatizaciones, reducción de servicios y plazas, escasez de medios, cierre de camas, condiciones de trabajo precarias... Tengo memoria y no olvido, y cuando salgamos de ésta habrá que analizar y replantear muchas cosas, y no sólo responsabilizar a quienes han gobernado y gobiernan; sino a todos nosotros, como sociedad. Hemos fallado, y lo estamos pagando. Lo están pagando, sobre todo ellos y nuestros más mayores, los que hicieron este país, y hasta hace cuatro días nos mantuvieron a casi todos.
La grandeza, en estos tiempos de miedo y rabia, está en ellos. La soberanía de España y los españoles está en los que cuidan y salvan todas las vidas que pueden, en cada UCI, en cada servicio de Urgencias, en cada hospital, en cada trabajador de una residencia que atiende con el mayor mimo y cuidado a un anciano, en cada limpiador con su carrito. Eso es España, lo mejor de ella. Gracias.