Primavera trompetera en el Congreso
en el camino
enrique sánchez lubián
La primavera trompetera llegará al Congreso de los Diputados más garrapatera que nunca. El próximo martes, día 21, a la par que decimos adiós al invierno, comenzará a debatirse allí la moción de censura presentada por Vox contra el presidente Sánchez, con Ramón Tamames como cabeza de cartel. Aunque hasta que no concluya la misma nada debe darse por supuesto, todo indica que fracasará estrepitosamente y de ella solo quedará una frugal escandalera, más propia del pintoresquismo cañí recopilado por el añorado Luis Carandell en su magistral 'Celtiberia show' que de la sensatez parlamentaria.
Llevamos semanas conociendo análisis y comentarios sobre si esta moción favorece al presidente Sánchez o si se pone en un brete a Núñez Feijóo a las puertas de las elecciones municipales y autonómicas, máxime teniendo en cuenta que en determinadas circunscripciones (como en Castilla-La Mancha, por ejemplo) las posibilidades de alcanzar gobiernos locales y regionales para las huestes populares pasan por entendimientos postelectorales con la ultraderecha. Hay también, expectación por conocer qué argumentos esgrimirá el señor Tamames, toda vez que en cuestiones de calado, como el cambio climático, la ilegalización de los partidos independentistas, la violencia de género, el aborto o el rechazo al Estado de las Autonomías, no parece coincidir con los postulados voxistas, incomodando, incluso, a parte de su militancia y votantes.
No hay duda de que con esta maniobra, Abascal busca minutos y espacios en el debate público y mediático. Creo, también, que intenta colarnos un mensaje más subliminal: hacer que  todo el país vea cómo un destacado protagonista de la Transición le canta las cuarenta a Pedro Sánchez. Y con esa maniobra, presumo, que intentará fijar la idea que hasta los viejos comunistas de entonces tenían mayor sentido patriótico que los 'socialcomunistas' que nos gobiernan hoy, aireando, así, una versión más de que aquella generación política fue capaz de aparcar antagónicas diferencias ideológicas por el bien de España, utilizando para ello este postrero lucimiento personal del exdiputado Tamames (tres veces parlamentario por el PCE, Izquierda Unida y CDS), quien con su anacrónica y extemporánea connivencia contribuye al desprecio institucional con el que la ultraderecha vive su pertenencia al Congreso.