Pedro Carreño

La Ínsula

Pedro Carreño


El Pregón

21/03/2023

Es, en su expresión de Semana Santa, cuando alcanza su máxima dimensión y esplendor. Es, en estas fechas y con la llegada de la primavera, cuando su protagonismo le convierte en la portada de los días de la Pasión. Es el chupinazo de la Semana Santa en muchas ciudades y pueblos, que lo cuidan y guardan con primor. Sabedores de su importancia, sus gentes le otorgan la categoría de acto social de primer orden. Es el tiempo del Pregón. El Pregón de Semana Santa.
Pórtico de religión y tradición, el Pregón es el clarín que anuncia la llegada de la Semana Santa y prepara el cuerpo y el alma para recibir los próximos días. Es el timbal que embellece y adorna, a golpe de rimas y versos, el sentir de la Pasión que proclama sentimientos y tradiciones. Recuerdos de vidas -de una especial y excepcional-, que explosionan escritos en el aire.
El Pregón de Semana Santa es considerado un género literario en sí. Cuenta con criterios semánticos, sintácticos y fonológicos propios. También discursivos, formales, contextuales, situacionales e interpretativos. Cuando todos ellos maridan con gusto y éxito, hacen del Pregón de Semana Santa una expresión literaria inolvidable.
Para la historia queda el Pregón de Carlos Herrera en Sevilla, un inolvidable Domingo de Pasión. Aquella expresividad majestuosa del maestro de las ondas, aún resuena en el abarrotado Teatro de la Maestranza de Sevilla veintidós años después. Pocos pregones como aquel por su elegancia, mensaje y expresión formal. Inigualable también, por su imaginería interpretativa, el Pregón de Antonio Banderas en su Málaga natal, años después.
A diferencia de sus hermanos -anunciadores de carnaval, de fiestas o eventos gastronómicos-, el Pregón de Semana Santa ha de estar dotado de una solemnidad y acento particular. En muchos casos, marcados por la geografía o gentilicio de la audiencia. Pero en todos, ha de haber una palabra clave como esencia y ADN. Esa palabra es, sentimiento. Un término que ha de combinar la religiosidad con el arraigo, la tradición e historia del pueblo o localidad donde tiene lugar.
El Pregón -ejercicio de comunicación-, no tiene que alejarse de los oyentes y de su auditorio. Ha de mantener su atención durante toda su extensión que, en algunos lugares más al Sur, puede superar las dos horas. Todo un logro si se consigue.
El Pregón no puede ser pretendidamente ceremonioso y lírico. Tampoco puede caer en los excesos que busquen el pellizco fácil. Mucho menos, ahondar en los recuerdos personales como elemento motriz del discurso. El tedio y el precipicio (también el pilón) estarían demasiado cerca para el pregonero, y el riesgo de que el público abandonara aburrido el Teatro o la Iglesia, también.
Quienes han tenido la suerte, o el privilegio, de construir y elaborar un Pregón de Semana santa, saben del esfuerzo y compromiso que ello comporta. Del trabajo y horas invertidas, y lo que se queda en cada folio. Dicen que, a lo sumo, se pueden hacer dos pregones de Semana Santa en la vida.
Uno, en el lugar y momento donde el Señor ha guiado los pasos del pregonero. El segundo -si llega-, cuando el pregonero es requerido por sus vecinos y paisanos más cercanos.
En ambos, hay que dejarse lo mejor uno mismo.

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