Jesús Morales

Nada particular

Jesús Morales


Rayas en el cielo

13/09/2022

Pasé unos días estupendos en un pueblo de la comarca de Talavera. En la tranquilidad rural tuve tiempo sobrado para darme cuenta de ciertas cosas que en Talavera me pasan inadvertidas, aunque muchos digan que Talavera es un pueblo grande. Debería empezar escribiendo que lo de la 'tranquilidad rural' no deja de ser un tópico manejado por quienes no vivimos en lugares pequeños y es que Lucillos, el sitio del que escribo, tiene de todo menos paz rural y descanso. Por el contrario, los que viven allí sufren preocupaciones bastante agudas. Yes que ha llegado un grupo de tres o cuatro familias para okupar e instalarse en una pequeña urbanización construida en su día por la Junta, resultado: que tomada actualmente por las familias forasteras rebotadas de pueblos vecinos que no consintieron su  establecimiento en dichos municipios han acabado en Lucillos sin problema alguno.
Los recién llegados han conectado en una calle del pueblo la luz que gastan a una farola con la que se alumbran viviendo gratis total, por supuesto. Lo mismo con el agua con el que llenan y vacían constantemente una de las piscinas con las que cuentan las viviendas. Es una okupación total aunque hay algo más alarmante y misterioso, unas enigmáticas rayas que aparecen a diario en el cielo y de las que no  se sabe nada, no se explica nada, ni el origen, ni la finalidad.
Todos sabemos que tras un avión a reacción queda una estela de vapor que desaparece al poco tiempo, por el contrario lo que sea que arrojen los aviones de los que escribo, no sólo no desaparece la estela sino que se va acumulando en la altura de modo que una mañana de cielo raso se convierte tras los vuelos de los aviones en un cielo cubierto de espesas nubes de rayas que se expanden y crecen sin desaparecer. Lo que me llama la atención es la ausencia total de explicaciones, de justificaciones, que nadie diga nada sobre esto que engorda con el silencio de todos. Nunca he sido partidario de teorías de la conspiración pero en este asunto no sé qué pensar, me inquieta la falta de informaciones y el silencio sobre tanta raya en el cielo de todos los días. Por otra parte no creo que Lucillos sea un pueblo poco generoso, pienso  más bien que lo forman vecinos nada interesados en la localidad, de suerte que el desinterés por la gente que se instala allí, así como la reciente ola de ocupaciones y robos que deberían suscitar preocupación y desasosiego a los lucillanos, no les mueve un milímetro ni para bien ni para mal.
Mientras el misterio sobre lo que se arroja desde el aire continúa,  los tomates, pimientos y pepinos de las huertas del pueblo no se desarrollan como es debido y no llegan a cumplir su ciclo normal de maduración. Con tanto mutismo no se sabe si las anomalías tienen que ver con las rayas que dejan los aviones en el cielo o no
¿El Gobierno Page sabe algo?