Jesús Fuentes

ÁNGULOS INVERTIDOS

Jesús Fuentes


Reconocimiento a la Uni

09/06/2019

Las profesoras María Dolores Sánchez Moya y Josefa Blanco de Paz han conseguido, con esfuerzo y mucho trabajo, que un organismo internacional de siglas enrevesadas  (Do. Co. Mo. Mo.)  incluya  en su registro a la Universidad Laboral de Toledo (la Uni, para andar por casa), como edificio representativo de la arquitectura moderna. ¡Un éxito!  Enhorabuena para ambas. Y un triunfo para todos: ellas, la Universidad Laboral, la ciudad de Toledo y la Arquitectura de un concreto periodo histórico de España. Una actuación así abre caminos para que una ciudad, basada en el pasado, muy pasado, dé el salto hacia el pasado más reciente, que representa  la modernidad. Ya no solo es el XVI o el XVII, las sinagogas  o las mezquitas, también es el siglo XX. Un reconocimiento que nos pone en camino hacia otros proyectos necesitados de apoyos y consideraciones. En consecuencia el esfuerzo de las profesoras citadas ayudará a remover los diques intelectuales, estéticos y burocráticos que  consideraban que lo realizado en el siglo XX carecía de valor.
La noticia ha sido recogida y comentada en La Tribuna en la edición del domingo. Un lujo de descripción del periodista Adolfo de Mingo, que culmina con una entrevista al  Consejero de Educación y Cultura, Ángel Felpeto. Todo muy brillante, si sirve para el objetivo que no es otro que declarar este edificio como inmueble patrimonial a proteger. Porque lo merece, como han demostrado las profesoras. Y porque así se preserva una institución que ha corrido manifiestos riesgos. Aún ahora mismo, los edificios se han ido deteriorando y su trazado de calles, plazas y jardinería están reclamando acciones que sirvan para eludir la sensación de estar ante unas construcciones en desguace. La antigua Universidad Laboral fue importante en un tiempo, con un significado político distinto al actual, pero también lo es en el presente. Debería emplearse como paradigma de diseño y  tratamiento del terreno en el que su coloca un centro educativo. Si todos compartimos la idea de que la educación y la formación sirven para poner los cimientos del desarrollo y progreso del futuro, a ello deben contribuir unas construcciones que no ‘cosifiquen’ ni masifiquen  al individuo ni  las materias que en ellos se imparten. El reconocimiento es, pues, más que el registro en un organismo internacional. Es la comprensión de que las artes y las técnicas deben estar al servicio del bien colectivo, que es la formación y la educación excelentes de los ciudadanos de cualquier época.