Juan Ignacio de Mesa

Barrio de Santo Tomé

Juan Ignacio de Mesa


Manipulación

24/08/2020

Ver como algunos valoran de manera torticera lo que ellos hacen o han hecho, cuando es a ellos a quién se lo hacen, me hizo recordar alguno de los debates en clase de Filosofía. Estos personajes son como los sofistas de la antigua Grecia. Se presentaban a si mismos como “maestros en sabiduría”. Su principal argumentarío se basaba en el dominio de las palabras, lo que les permitía “poder convertir en sólidos y fuertes los argumentos más débiles” (Protágoras). Para ellos el arte de la persuasión no tenia por que estar al servicio de la verdad, sino de los intereses del que habla. Llegaron a convencer de tal manera a los Atenienses, que estos asumieron como normal que la Asamblea acordara imponer impuestos que empobrecieran a los comerciantes, manipulaban las voluntades de legisladores y jueces para conseguir defender sus intereses. La ciencia y la moral griega entraban en decadencia. Otros griegos lucharon contra esta plaga defendiendo la búsqueda de la verdad ética y política en aquella Atenas poderosa. Sócrates fue un ejemplo y le costó la vida. Renunciaba al titulo de maestro, se preocupó de estudiar al ser humano y su capacidad para buscar la verdad. A Sócrates le preocupaba con que ligereza y manipulación se usaban las palabras en la vida normal, sobre todo las palabras que pretendían expresar nociones éticas, como justicia, templanza, valor, etc. Muchos las utilizaban en un sentido diferente produciendo una grave confusión intelectual y moral. Para ello se dedicaba a conversar con quién quería conversar, invitando a pensar juntos en cual era el objetivo del ser humano. Sócrates decía que quien cree saber no se esfuerza en buscar la verdad. Estaba convencido de que la areté (excelencia o virtud) era conocimiento, por lo que le parecía evidente, que si los hombres llegaban a entender qué era el bien o lo justo, escogerían el bien y lo justo y nadie escogería conscientemente el mal. Los que escogen el mal lo hacen por ignorancia y así, si un panadero hace mal pan, es porque no sabe hacer pan. Si no se elimina la Filosofía del cuadro de asignaturas de Bachillerato, puede que las generaciones aprendan a discernir que quieren ser, si “sofistas” o “socráticos” y reconocerán a los que les quieren manipular con las palabras.