Javier Ruiz

LA FORTUNA CON SESO

Javier Ruiz


Los de la rave

05/01/2023

Los de la rave han dicho que no van a salir hasta después de Reyes, que vengan sus Majestades a dejarles los regalos, que los camellos tienen agua en la puerta y caballo dentro y que, si acaso, ya colocarán las alpargatas o babuchas debajo de algún pino o encina. Los de la rave han organizado la mayor fiesta de los últimos tiempos, the Big Fucking Party, la gran bacanal… Y ahora ya no hay nadie que los eche de allí ni tenga el cuajo de abrirles un expediente. La Guardia Civil observa atónita y ya se dedica no a disolver, sino a evitar que entre más gente y se pete el aforo. Es una especie de Danzad malditos, la película de Sidney Pollack en la que ganaba la pareja que más tiempo de baile aguantase. Solo que aquí no hay premio ni miseria; únicamente, deseos de farra, coca y evasión. Para lo que hay que ver fuera, mejor quedarse dentro.
La única experiencia rave que yo tuve alguna vez se la debí en parte a la radio. Fueron los meses de agosto en los que yo empalmaba la madrugada con la mañana en el micrófono y acababa a las dos y media de la tarde. Mi compañera entonces, Lorena Motos, se venía conmigo a tomar cañas y me decía que parecía salido de una rave, espídico y con ganas de juerga toda la tarde, sabiendo que luego me acostaría para volver a levantarme a la medianoche y regresar a la radio. Fue la vez que más cerca estuve de un espíritu ravero… Bueno, esa y la ocasión en que una novia me dejó por una rave, que es la manera más baja y rastrera de caer en el pozo de la inmundicia. En menudas plazas hemos toreado.
Los de la rave no salen porque les trae más cuenta seguir comiendo, bebiendo y la follanda de zarabanda. Han hecho suyo el lema de la jodienda no tiene enmienda y han preferido apurar el último trago antes de volver a casa. Lógico, si uno tiene en cuenta que se encontrarán de nuevo a Pedro Sánchez y Yolanda Díaz haciendo los Reyes por las televisiones y prometiendo el oro y el moro a quien les dedique una sonrisa. Yolanda ya se ha pedido un saco donde echar todos los parados que no entran en sus listas. Vale uno más dentro de la rave que fuera… Al menos, sale en televisión y no lo maquillan de las listas del paro.
España se ha convertido en una gran rave donde el dj principal ha puesto la Motomamy, ha echado la llave y ha cerrado la puerta. Baby, no me llame le ha dicho Sánchez al Poder Judicial y se ha quedado tan ancho. El Constitucional alarga las sesiones para no tener que terminar nunca y, como Sabina, le den las diez, las once, las doce y la una… Esto de la rave no es nuevo. Ya me quedaba yo hasta la madrugada en tiempos y acabábamos con los churros. Solo que ahora los churros los mojas en el cubata del prójimo y haces paz, amor y armonía. Han vuelto los hippies y es lo mejor que pudiera pasarnos. Todo el día hablando de la crispación y para unos señores que vienen a hacer el amor y no la guerra, estamos con la cámara encima permanentemente. Dejen bailar a la gente en paz y que se besen donde quieran.
Lo peor de una rave es cuando acaba y sales fuera. Los ojos se vuelven alfileres y la luz pincha igual que cristales. Ya por eso hace tiempo uso gafas de sol y no hago declaraciones. Como la Pantoja, no me vas a grabar más. Dejad a los de la rave en paz y dedicaros a los de Moncloa, que esos igual no salen ni con agua hirviendo. Es cuestión de que Pedro lo vea y se quede gobernando solo con un vaso en la mano, en el centro de la pista, hasta el mismo momento que amanezca.