Ángel Monterrubio

Tente Nublao

Ángel Monterrubio


Atentado contra Dato (y II)

10/03/2021

Ramón Casanellas Lluch es, de los tres anarquistas, el más alto, el más elegante y el mejor parecido. Llega a Talavera a primeros de noviembre de 1920, se hospeda en la posada que hay en el número 10 de la calle de San Bartolomé. Es un gran mecánico y de inmediato encuentra trabajo en el garaje La Extremeña; Mensa, su dueño, también catalán, tiene automóviles para el servicio de viajeros con diversos pueblos de la comarca, se ajusta por 75 pesetas semanales.
Pronto destaca en la ciudad por su habilidad en el oficio, simpatía, afabilidad y buen trato.  No sale mucho, hace una vida regular y ordenada. Los días de fiesta pasea por la mañana, siempre con una cámara Kodak colgada al hombro de nueve y medio por doce con trípode plegable, toma el vermú al mediodía en el Café Español y asiste a los bailes públicos por la tarde.
A finales del mes de enero de 1921 le visita Pedro Mateu para ultimar algunos preparativos del atentado contra Dato, pasan juntos tres días. Pasean por las afueras de la ciudad, visitan la plaza de toros para ver dónde había ocurrido la reciente tragedia de Joselito, se afeitan y arreglan el pelo en la peluquería de Lorenzo Arango de la calle de Medellín, toman cerveza en los bares principales de la ciudad y juegan al dominó en la sociedad El Bloque.
Al día siguiente de irse Mateu para Madrid, Casanellas se traslada a la posada del Puente del Pópulo, paga cinco pesetas diarias por el alojamiento. Sigue con la rutina diaria. En su línea de hombre elegante, encarga un traje y un gabán a la última moda en la sastrería de Casares de la calle de Canalejas.
A finales del mes de enero pide permiso al dueño del garaje para ausentarse: dice que tiene que ir a Alcañiz, Zaragoza, su madre está enferma y quiere ir a atenderla y que no ha de tardar más de tres días. El día 30 de enero sale para Madrid. Pasa más del plazo señalado y no regresa, Mensa, que espera su vuelta para que continúe con los trabajos que le tenía confiados, pregunta en la fonda; no saben nada, en su habitación tiene alguna ropa: dos trajes de mecánico, uno de calle, algunas camisas, ropa interior, herramientas propias de su oficio y su inseparable cámara fotográfica.