Miguel Ángel Sánchez

Querencias

Miguel Ángel Sánchez


Estructuras y horizonte

02/07/2021

He limpiado la terraza, el polvo del invierno, las bolsas que guardan lo que ya no vale, las hojas que el viento arrastra y las tormentas suben hasta la altura de vuelo de los vencejos. No ha quedado nada, sólo espacio. He puesto una silla y una mesa mirando hacia el norte, un puñado de libros, y cuarcitas que recogí este invierno de las cantorreras de la Jara, con su brochazo de líquenes amarillos y verdes como pintura desconchada en los barrios de La Habana Vieja. Espero que el sol caiga sobre Gredos, muy al norte, y se levante el viento del atardecer arrancando el calor a los ladrillos de la fachada, demasiado cocidos, caliches reventados, lajados y gelifractados por medio siglo de abandono, heladas y sol inclemente. Al atardecer saco los ejercicios de estructuras, los teoremas, los momentos de inercia, los módulos resistentes, las integrales que definen superficies y curvas sinuosas de flectores.
Vuelan los vencejos con el bullicio de la tarde ya de julio. Tengo los ojos a ras de Gredos y del cielo. 180 grados, a la izquierda, tras los nidos del campanario de la Colegial, el azul reverberante de la sierra de Altomira guardando el paraíso de los desiertos de Guadalupe. A la derecha, la sierra de la Higuera y la peña de Cenicientos. Enfrente las atalayas, la cuerda del Berrocal, Gredos con un punto aún de nieve en el Circo, las sombras que dibujan el cuerpo de la sierra de San Vicente. Y en el cielo pasan los martinetes de la tarde, una garza imperial rumbo al norte, las cigüeñas lo seguirán haciendo hasta que casi entre la noche. Y vuelan los vencejos, con su carrusel avivado por el calor, y los aviones por debajo, y cruzan los pollos de cernícalo, aprendiendo a volar. Una sinfonía perfecta.
Vivo en un mundo de alturas y distancias. Pasan sobre mi cabeza murciélagos de todos los tamaños mientras se encienden las luces de la ciudad, se iluminan los pueblos en la distancia, y Venus cae muy al oeste, sobre la sierra de Gata. Bajo el tono de la luz y las estrellas comienza a salir. Analizo y entiendo la tensión equivalente de Von Mises, mi compañero Pablo me la explicó, y volví a mucho tiempo atrás. Hace 35 años estudiábamos todo esto en Maestría, entonces no se usaban los newtons ni los mega y gigapascales. Miro hacia abajo y recuerdo el día que colocaron la estructura de la cubierta del Primero de Mayo. Vinimos a verlo. Todo ha cambiado, pero todo es lo mismo, es cuestión de despiste, todo lo tengo que traducir a kg/cm2 para entender. Como entonces.
Estudio estructuras de madrugada, veo todos los días salir el sol muy tumbado hacia el este, como una candelita tímida, sobre las torretas de alta tensión que van hasta Maqueda y más allá. Hace frío estos amaneceres. Los vencejos hace tiempo ya que vuelan, bajaron con el primer resplandor de su cielo nocturno. Los aviones entran y salen de sus nidos, como una maravilla y un regalo. La luna menguante sigue alta. Horizonte y estructuras.