Enrique Belda

LOS POLÍTICOS SOMOS NOSOTROS

Enrique Belda


La percepción impuesta por el político frente a la realidad

10/01/2023

Cuando se tiene el poder se puede dibujar la realidad a tu antojo si dispones de los medios para hacerlo. No es necesario que tengas como Putin todo controlado pues es suficiente en grandes magnitudes de población con que puedas atar a los cauces de comunicación o grupos de población que constituyan una mayoría. Así, puedes decir cada vez que algo falla que la culpa es del adversario, repetirlo y sostener ante quienes estén dispuestos a creerte o, simplemente estén al margen del problema, que eres tú el que lleva la razón.
Es un desafío intentar mover un país, no ya cuando tienes a alguien manipulando con este procedimiento, más bien cuando padeces grupos de población dispuestos a seguir al manipulador por simple odio al que consideran contrario, aunque este último pudiera llevar algo de razón. En España sucede tal cosa con la progresiva invasión que el Gobierno ejecuta sobre otros poderes y órganos del Estado.
Todos los presidentes tienden a controlar más espacios de la vida pública y el asunto no es que no lo hagan: el eje de la cuestión es la caterva de ciudadanos que lo toleran sin otro argumento que el odio a quienes defienden otra manera de hacer las cosas. Si a ello se le suma un porcentaje considerable de personas que ni entienden el problema ni quieren conocerlo, puede llegarse desde las partes interesadas a imponer una percepción errónea e interesada de lo que sucede.
En nuestro país es tan burdo el modo en el que el poder dice una cosa, los acólitos la trasladan y la realidad lo desmiente, que se genera un abismo entre las instituciones, los mediadores y el pueblo. Por ejemplo: si te dicen una y otra vez lo bien que va el empleo en España porque desciende el número de parados, pero tú solo tienes trabajo parte del año o de la semana y con eso consideran que ya estás apañado, pues se convierte en un arma de doble filo para el manipulador. La cosa es que no vale solo con tu protesta o voto pues los que viven con un trabajo a tiempo completo o en su casa como persona pensionista, creen que tú ya estas aviado y contento, y les compran el mensaje.
Ahora llegan, por fortuna, algunas elecciones en las que, dada la escasa magnitud poblacional, el poder lo puede pasar mal. Así, aunque te bombardeen con lo buena persona y cuánto trabaja tu alcalde o alcaldesa, si ves la calle llena de hierbas o todos los locales comerciales cerrados, pues vas a votar a otro, y encima dejarás de creer a los mediadores. Por el contrario, y por desgracia, en elecciones regionales y nacionales el que maneja el presupuesto nos impone casi siempre su realidad.

 

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