Editorial

Sin un plan claro y seguro pa­ra la vuel­ta al co­legio

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Hay vo­lun­tad po­lí­ti­ca y so­cial pa­ra que los niños vuelvan a las aulas, pero parece que se han dejado los deberes para el final

Con la cifra de contagios y rebrotes disparados, la pregunta está en el aire y es, seguramente, la cuestión que más preocupa ahora mismo a los padres: ¿abrirán los colegios en septiembre? Hay vo­lun­tad po­lí­ti­ca y so­cial pa­ra que los niños vuelvan a las aulas, pero parece que se han dejado los deberes para el final. Hasta la última semana de agosto no está prevista la Conferencia de Presidentes que versará sobre el estado de planificación y pautas de coordinación del nuevo curso escolar. La decisión de su apertura se acordó a principios de junio en una conferencia sectorial entre el Ministerio de Educación y todas las comunidades autónomas. Entonces se esbozó cómo se haría esa vuelta: en grupos burbuja en infantil y primaria; y con mascarilla y distancia de seguridad entre los de secundaria. Poco más. Ahora, la situación ha empeorado, y a menos de un mes de la vuelta a las aulas, el futuro pinta negro y la incertidumbre se ha apoderado de toda la comunidad educativa.

La es­cue­la se­gu­ra si­gue sien­do un ilusión a menos de un mes para su reanudación. Como no hay unas nor­mas uni­for­mes, ca­da co­le­gio se or­ga­ni­za a su modo. Así, los centros se sienten desvalidos y las asociaciones de padres y madres se muestran inquietas ante unos planes endebles que pueden provocar de nuevo una educación a distancia desde casa. Reclaman medidas de seguridad adecuadas a la nueva situación: una bajada de ratio de alumnos por aula; contratación de profesores; y unas instrucciones claras y precisas que no dejen toda la responsabilidad a los directores de los centros de las cuestiones sanitarias. Se da por supuesto que los colegios pueden dotarse de las medidas higiénicas básicas, pero urge tener planes antes para todos los escenarios, saber qué se hará si se produce algún positivo entre los alumnos, si ello afectará a los compañeros de aula o de colegio, si recibirán clases telemáticas en ese periodo y con qué protección trabajarán, entonces, todos los empleados del centro. 

La escuela presencial desempeña un papel clave de educación y socialización, sobre todo para los más pequeños. Una de las cosas que más evidentes que dejó el confinamiento de primavera es que las administraciones no estaban del todo preparadas para dar clases vía online. Tenemos que conseguir que abran los colegios de manera presencial y de forma segura. No podemos fallar en esto. Por los profesores, por los padres y, sobre todo, por los niños. Ha habido tiempo suficiente para pensar fórmulas para limitar los contactos. Lo más frustrante es que nadie dice cómo hacerlo porque parece que nadie lo sabe. El tiempo apremia y las au­to­ri­da­des no pue­den es­pe­rar más a cruzar los dedos y a que solo los maes­tros ga­ran­ti­cen las con­di­cio­nes hi­gié­ni­cas, las nuevas reglas de distancia e im­par­tan sus asig­na­tu­ras.