Esther Durán

Serendipias

Esther Durán


Pero cuánto cuesta

19/05/2023

Vengo escuchando la misma pregunta durante los últimos catorce años: ¿pero cuánto cuesta? Es un clásico. Le das mil vueltas junto al resto de compañeros para encontrar un título que los enganche, que los motive, que sea ameno, que tenga su mínimo rango literario… y sí, también que sea lo más accesible posible, que puedan encontrarlo en las bibliotecas o en la genial plataforma que tenemos en Castilla-La Mancha llamada Leemos; también que sea económico, para quienes quieran adquirirlo. Pero la respuesta, la primera intervención después de decir título, autoría, editorial (sí, sí, vale cualquiera, no os preocupéis, la que os venga mejor) y que está disponible en no sé cuántos sitios, llega la cuestión: cuánto cuesta el librito que la pesada de Lengua nos manda leer. Ojo, que no hablamos de todos, que los hay que apuntan e incluso sonríen, los del interrogante son solo una parte del alumnado, pero es absolutamente desesperante. Pues claro que hay familias para las que diez euros son muy valiosos, lo sabemos, pero es que el 99,9% de los que plantean la pregunta lleva un móvil, con su correspondiente conexión a Internet, en la mochila. Menuda comparación. Redes sociales, buscadores, información al minuto del partido de fútbol, fotos… ¿cómo voy a equiparar uno con otro?
Y un día cualquiera te levantas y escuchas la cantinela de cada dos por tres: «El alumnado español baja siete puntos en comprensión lectora». Cataplum. ¡Ay! Los profesores… ya saben, vacaciones, vacaciones, vacaciones. Leo que echan la culpa a la pandemia. Algún día será el Covid-19 y no el meteorito el causante de la famosa extinción. Me parece de una máxima desfachatez que, siendo una competencia trabajada a diario, todos los cursos y desde todas las materias, se ponga el foco en la pandemia que cambió el modo de dar clase unos meses. La cuestión es ¿dónde ponemos el foco los padres? ¿Qué nos importa más? ¿Qué valor le dan los más pequeños y jóvenes a la lectura que si tienen que pagar, un mínimo, ni se plantean leer el libro que manda el profe, ni aunque les suba la nota? No cabe duda de que las escalas de valores se aprenden desde la cuna, y esa está en cada casa. Así que, sorpresa, ninguna.