Javier Ruiz

LA FORTUNA CON SESO

Javier Ruiz


El hombre de hojalata

17/06/2021

Pedro Sánchez me recuerda cada vez más al hombre de hojalata del Mago de Oz. Un hombre sin corazón, sin sentimientos, sin alma que se une al león cobarde y al espantapájaros sin cerebro. Los tres irán con Dorothy por el camino de baldosas amarillas que ponen los medios serviles de Telepedro hasta alcanzar al Mago de Oz, Iván Redondo en conversaciones avanzadas con el éter para hacer un gran líder mundial de relevancia internacional. Sucede que aquí, en esta versión del cuento, es el propio Mago de Oz el que ya está gripado y no le funciona la varita. Poca alma puede devolver al hombre de hojalata quien se encarga de darle martillazos todos los días para que suene más campanudo.
La prueba de que Sánchez es el hombre de hojalata la encontramos en que el fabricador de sueños ya tiene en cartera una campaña para el otoño que persigue dibujar el perfil más cercano del presidente. El socialismo de rostro humano, vamos. Sánchez es hojalata pura en cuanto que no vende más que ruido, humo y filfa. Lo de la cumbre de Biden demuestra el Matrix en el que se ha instalado, una realidad paralela donde él es el Megamax del Mundo Mundial, cuando no pasa de camarero de cuarta mesa. Y lo más cojonudo del caso es el cuajo con el que el tío luego lo larga después de que todo el mundo lo haya visto. El hombre de hojalata juega con su martillo todos los días para que suene igual que si fuera bronce.
Sus discursos son vacíos, desangelados, sin aliento. Lo mismo podría estar hablando de indultos que de crecepelos, de la pobreza en África o el Euromillón. Es todo fábrica, márketing, mercadotecnia. En una teletienda estaría bien y costaría menos. Ahueca la voz como si se hubiera tragado una campana extractora y dicta las tablas de la ley cuando solo mira la fecha de caducidad de los yogures. Es un líder histórico, hecho para caminar sobre las aguas, pero no para las preocupaciones diarias de la gente. Postureo es poco para definirlo de algún modo. Si nos miente a la cara con cosas que vemos como lo de Biden, qué no hará con las que no vemos.
    La cumbre de veinte segundos entrará en los hitos de la Historia como la república de Puigdemont o el gol de Cardeñosa, aquello que nunca fue pero que tanto nos conmovió. El lenguaje de Sánchez es ininteligible, dice lo mismo las mismas veces. Cambia el orden de las proposiciones y la frase significa igual. Ponle un poco de desarrollo sostenible, cuarto y mitad de cambio climático, por supuesto una miaja de digitalización y resiliencia y ya tienes un Sánchez confitado a la progresía.     
Sus rivales se aturullan sin encontrar la fórmula para desgastarlo. Cuando un personaje está tan fuera de la realidad, lo único que hay que esperar es que la realidad haga su trabajo y lo descabalgue, como ya ocurrió con Iglesias. Ayuso ha demostrado en una frase que habla y siente como el pueblo y eso no se adquiere ni se aprende en los manuales del Mago de Oz. Felipe V instauró la Nueva Planta y Felipe VI debe pasear su planta nueva en Cataluña. Ya verán cómo lo aplauden igual que a Ayuso en los bares. Mientras tanto, el hombre de hojalata hará sonar toda su chatarra creyendo tocar la Quinta de Beethoven. Y no parará hasta que la realidad sea quien le quite las baldosas del camino que amarillean el corazón de los españoles, el mismo que él no tiene.