Ana Nodal de Arce

Me la juego

Ana Nodal de Arce


El arte de molestar

04/05/2023

Hace unos días, el Atlético de Madrid celebraba el 120 aniversario de su fundación con un vídeo fantástico, no es porque lo diga yo, con un lema aún mejor: molestando. Esa efeméride me ha llevado a reflexionar sobre el arte de molestar, en el sentido de salirse de lo establecido, de romper los esquemas, siempre con respeto y con intención de aportar opiniones o alternativas a aquello que no funciona y se eterniza en la instaurada desidia del que desea que nada cambie.
Molestar, como sinónimo de incomodar, puede ser un acicate para hacernos entrar en razón, para reconocer fallos imprevistos y, si es preciso, para reconducir decisiones o conductas que considerábamos principios absolutos e infalibles. A los que se sienten a gusto en su posición, les supone un hastío infinito que alguien venga a cuestionar lo asentado. Pero algunos estamos dispuestos a molestar más que el Atleti del Cholo.
Voy a poner algunos ejemplos que merecen, al menos, un debate para incomodar a aquellos que toman decisiones sin consenso, sin razón. Porque les da la gana. Ahí tenemos la Universidad de Castilla-La Mancha, con sus espléndidos campus toledanos en San Pedro Mártir y la Fábrica de Armas. Precisamente, en este último enclave, hace años se inició la restauración de la nave de Espoletas para acoger Arquitectura. Entonces se llevaron a los alumnos, en teoría mientras durasen las obras, al Centro de Recepción de Turistas, ese edificio que no quiere nadie y que la Universidad, la Junta y no sabemos quiénes más, han sentenciado que se convierta en sede definitiva de esos estudios. ¿Por qué? ¿No es más lógico que los alumnos vuelvan a su campus, se relacionen con compañeros de otras carreras y vivan el ambiente que todo universitario merece? ¿Para qué se acondiciona, pues, la nave de Espoletas? ¿Para usos administrativos? Pamplinas.
Animo a los futuros arquitectos, disconformes con estar relegados en el Centro de Recepción de Turistas, a expresar su descontento. Aunque sólo sea por molestar, que todo joven debe llevar en su ADN una dosis de rebeldía para hacerse oír, más allá de las quejas de quienes clamaban por una capa de cemento en la Fábrica de Armas, para aparcar su cochecito sin una brizna de polvo, al ladito de su clase. Y a esa petición ha cedido el Ayuntamiento, ya ven.
Pero no queda aquí la cosa. Si la ciudad está dispersa, algunos se han empeñado en que en la Universidad ocurra tres cuartos de lo mismo. Y en este caso también hemos de molestar, porque no es de recibo que otro edificio abandonado, el Quixote Crea, se destine a una facultad, la que sea, que como la administración no sabe qué hacer con esa mole, se lava las manos y se la entrega a la Universidad. Por cierto, pública, con lo cual el dinero sale de la administración regional. No, miren ustedes, que en el Casco hay muchos inmuebles que se caen a pedazos y son susceptibles de acoger nuevas facultades o centros de estudios, si son necesarios. Y sobre el dichoso Quixote Crea, que dejen de especular y lo destinen a acoger el centro cultural que Toledo necesita. ¿Tan difícil es? Deténganse, que el campus de Toledo va a tener más sedes que estudiantes. Ustedes, los que mandan, están para cumplir con su deber. Y si quieren molestar, cambien de lado.