Enrique Sánchez Lubián

En el Camino

Enrique Sánchez Lubián


Mañana será 9M, y luego 10, 11, 12, …

08/03/2020

Hoy, Día de la Mujer, las calles se tornarán color violeta. Millones de personas estaremos en ellas apoyando unas reivindicaciones que cada vez concitan más adhesiones. Los avances en igualdad conseguidos en las últimas décadas han sido notables, pero esta es una carrera de largo y sostenido aliento. Un reto colectivo en el que aún quedan barreras que superar, derechos que conquistar, techos de cristal que romper, brechas salariales que erradicar y, sobre todo, muchos clichés, miedos y mordazas que desterrar. Como preámbulo a este 8M, se ha aprobado el anteproyecto de ley contra las violencias sexuales, decisión no exenta de polémica por discrepancias entre distintos ministerios sobre, amén de otras cuestiones, cómo afrontar las reformas en el Código Penal que tal reordenamiento legal conlleva.
Estas diferencias develan la dificultad que implica sustentar con armonía un gobierno de coalición como el que preside Pedro Sánchez. Además de discrepancias sobre tecnicismos jurídicos, esa disparidad evidencia que el feminismo no es un bloque homogéneo ni monolítico, sino que su pluralidad y multiplicidad de visiones son oportunas para enriquecerlo y no deberían ser puerta de altaneras divisiones. Esa caleidoscópica perspectiva certifica vitalidad en el debate y lo irreversible que son sus reivindicaciones hoy, como antaño lo fueron demandando la emancipación familiar, el derecho al voto o la igualdad laboral.
En estos últimos años, la incorporación al feminismo de nuevas generaciones y sensibilidades ha ampliado su base social, impregnando en nuestra conciencia personal y colectiva un sentido reivindicativo y conceptual mucho más ancho que el ya conseguido durante el siglo XX. Es el movimiento con mayor poder de transformación social que existe en la actualidad. Quien no lo tenga claro, estará dándose de bruces con el presente y con el futuro. Por eso, cuando esta noche queden recogidas las pancartas, no conviene arrumbar el entusiasmo vivido hoy al son de charangas y batucadas, porque, desgraciadamente, las amenazas y agresiones contra las mujeres seguirán ahí, como también lo estarán la explotación sexual, las discriminaciones laborales o la invisibilidad. Y esto es algo que una sociedad libre y madura no puede permitirse ni un minuto más, ni esperar a que vuelva a ser 8M para seguir combatiéndolo.