Francisco García Marquina

EN VERSO LIBRE

Francisco García Marquina


El tenor

08/03/2020

Era un gran profesional a nivel mundial, pues fue director artístico de ópera, director de orquesta, director general de la Ópera de importantes ciudades, con muchas y diversas condecoraciones y honores, como el doctorado en 14 universidades. En 1991 el público de la Ópera de Viena aplaudió su Otelo durante una hora y 20 minutos, en la celebración más larga de la historia de la música.
Plácido Domingo concilió su categoría profesional con una humanidad que le hizo ser muy querido. Durante el devastador terremoto de la capital de México en 1985, intervino en las labores de rescate y a lo largo del año siguiente dio conciertos benéficos para las víctimas por todo el continente. Después de los daños del huracán Paulina, regaló viviendas a familias sin recursos en el estado de Guerrero, diseñando un modelo de casa, llamada «Plácido», de las cuales se construyeron miles, renunciando también a sus ganancias de todo un año. En 2007, en reconocimiento a su labor artística y humanitaria fue homenajeado en la capital mexicana con su estatua, fundida a partir de llaves donadas por la población. Finalmente, el gobierno mexicano le otorgó la Orden del Águila Azteca, máximo galardón para ciudadanos extranjeros.
Su fraternidad le hacía compartir grandes salas de ópera con actuaciones populares donde hizo inolvidable Granada de Agustín Lara. Ya ven que, tristemente, hablo en tiempo pasado de toda esta grandeza y lo hago para recordar la categoría de este hombre desde la postración actual. Para que la decepción de ahora no borre ni haga olvidar la grandeza real de antaño. Es una necedad romántica pensar tanto que «un bel morir tutta una vita onora» como que un final desgraciado la invalida.
Su estatua tenía los pies de barro de mujeriego, debilidad disculpable si no fuera porque sus propuestas amorosas fueron de acoso, pues se hicieron en situaciones laborales en donde su autoridad llegó a imponerse sobre sus víctimas, aunque ninguna de las acusaciones parecen tipificables como agresión. No existe una denuncia ante los tribunales sino sólo acusaciones por la rivalidad del sindicato de autores AGMA, por la ejemplaridad rigurosa del movimiento Me-too y por el resentimiento de la Iglesia de la Cienciología.
A pesar de no haber proceso judicial ni sentencia condenatoria ni consecuencias penales, por prescripción, se ha puesto en marcha un linchamiento mediático que la propia torpeza del acusado ha fomentado pues, si primero negó los hechos, ahora ha pedido perdón por ellos, quedando al descubierto como mentiroso, y esta «falta de ejemplaridad» denunciada por la inteligencia en el poder es la que ha provocado en España su caída de la programación lírica. Pues si admitimos que por mentir ha de ser apartado de su oficio como cantante, que me expliquen sus censores qué hace Sánchez en el suyo como presidente.
Si el tenor merece un castigo, que le azoten en la plaza pública y que le confisquen sus bienes, pero que no le arrebaten la voz, para que pueda cantar a los cuatro vientos desde Nessum dorma hasta Torna Surriento que es lo que nos hace felices.