Miguel Ángel Flores

Amboades

Miguel Ángel Flores


Tra(ns)ición

22/07/2019

Para llegar al punto donde la ambición personal dé de sí, cometiendo traición tras traición, llevándose por delante a quién sea necesario, eso sí, sin el más mínimo de los escrúpulos; es decir, tener escrúpulos, o lástima o algo parecido, no es lo adecuado para las personas que practican la traición, una vez o de manera permanente. Esto es, quienes transitan practicando la traición, no tener escrúpulo alguno es la condición sine qua non, que como todo los inteligentes lectores, saben lo que significa: ‘sin la cual no’. Y cierto es, que esta expresión latina ‘sine qua non’ es la que hace referencia, a la condición, acción o reacción que es imprescindible, esencial, importante, nuclear o indispensable, para que pueda ocurrir o suceder algo, sea lo que sea que deba suceder. Que en este caso es beneficioso para quienes traicionan y maldito y negativo para quienes son las víctimas de la traición, aunque estas víctimas acaben en el ostracismo o peor aún, abocadas primero a una depresión social, y segundo personal. Así pues la transición de quien es traicionado, entra en un status de falta de autoestima, de una salida de su dignidad, de un estar fuera de sí, y todo ello verdaderamente, no por su culpa sino por la culpa de quién le inoculo, su mal, haciendo que se sintiera lo que en verdad no es. Y qué, gracias a quien traiciona el que se siente vencedor, hace que sea quién diga y reproche, y cuestione la valía del traicionado. Esta tra(ns)ición hecha por quienes son traicioneros o traidores, es la realidad del día a día, son quienes cuentan que el traicionado es esto o lo otro, eso sí empobreciendo, reprochando y diciendo que es así por sus acciones no bien ejecutadas, por sus malas decisiones. Porque ciertamente el traidor es el vencedor, y el traicionado poco o nada puede hacer, tan solo llegar a cometer errores, que cierto es al final, son acciones que solo le llevan a estar cada más bajo, sin la estima de nadie, y el traidor es quién se engríe y justifica ciertamente la mala vida, las malas acciones, y todo lo peor que el traicionado hace, y todo ello con el pábulo de ‘barrigas agradecidas’, que creen nunca serán traicionados, o ellos son los traidores…