Ángel Monterrubio

Tente Nublao

Ángel Monterrubio


Específicos Peinado

15/03/2023

Hace más de 100 años, en torno a 1910, el farmacéutico de Tomelloso, don Julián Peinado Jiménez, elaboró varios 'bálsamos de Fierabrás', a la manera de aquél, ya saben, que Cervantes cita en El Quijote y que, según la tradición caballeresca, llevaba en dos pequeños toneles amarrados a la silla de su caballo el gigante sarraceno Fier-à-bras ('el de brazo feroz'), que había robado en Jerusalén y que procedía del que habían empleado para el enterramiento de Jesucristo en el sepulcro. Cuando en una batalla perdió los barriles, los encontró el noble Oliveros de Castilla que, bebiendo el brebaje, curó de sus heridas, mortales de necesidad.
Según don Quijote sus ingredientes eran, simplemente, aceite, vino, sal y romero, que debían cocer mucho tiempo al fuego para hacer lo que ahora llamaríamos un 'reducción' y luego recitar sobre ella una larga letanía: «más de ochenta paternoster y otras tantas avemarías, salves y credos, acompañando a cada palabra una cruz a modo de bendición»- señala el hidalgo.
Los bálsamos de Fierabrás de Tomelloso a que me refiero se llamaban 'Específicos Peinado' que, según la propaganda de la época, estaban reconocidos como «insubstituibles por las principales eminencias médicas de Europa y América y los más acreditados especialistas en la farmacopea» y que se podían adquirir en las principales boticas del país. Los ingredientes de los bebedizos, imagino, debían ser algo más numerosos que los de don Alonso Quijano.
Su producto estrella era el Globulol Peinado, combatía radicalmente y curaba, nada menos que la tuberculosis, si se encontraba en su primer y segundo grado, la neurastenia, el raquitismo y la anemia y aliviaba, en general, todas las enfermedades del aparato respiratorio. Tomando la medicación en las convalecencias, aseguraba don Julián Peinado, aumentaban rápidamente el número de glóbulos rojos y leucocitos y volvía como por ensalmo el apetito, el peso y fuerza al enfermo. La consideraba «infalible contra las enfermedades consuntivas». El medicamento obtuvo la medalla de Oro en Londres en la feria farmacéutica de 1913.
Tuvieron mucho éxito también el Antineurálgico Peinado que aplacaba toda clase de dolores nerviosos, aliviaba, además, los estados de ansiedad y estrés, ayudaba a conciliar el sueño, hacía desaparecer la fiebre y regulaba los períodos de la mujer. Certificaba que era rápido y seguro, sin los inconvenientes de otros específicos de similares características que causaban intoxicaciones y estreñían y el Antidiabético Peinado que curaba la 'diabetes sacarina', eliminando el azúcar del organismo, calmaba la sed y evitaba las complicaciones de la enfermedad.