Miguel Ángel Flores

Amboades

Miguel Ángel Flores


Perseverar

02/11/2020

La perseverancia, es según algunos una virtud que lleva mucho sufrimiento y una valentía difícil de explicar a la mayoría. Perseverar, en muchos casos es sangre, esfuerzo, sudor y lágrimas, como en tiempos más que difíciles dijera Winston Churchill, el gran hombre de estado de la Inglaterra de entre guerras. Churchill, fue un hombre de los que ya no hay en ninguna parte de este mundo llamado planeta Tierra, y por lo que se ve, no habrá en mucho tiempo, verdadero signo de la decadencia que vivimos.
Por ello, perseverar o mejor dicho saber perseverar es muy complicado, por los tiempos que estamos viviendo, que de alguna manera es el otoño de esta época, que quizá ahora solo toca eso de recoger y mantener, ello se hace en la espera y en el encuentro con la paciencia, otra virtud que en los tiempos de impacto rápido y mucho bla bla, no se practica. Porque solo nos comunicamos en pequeñas dosis, sin fundamento en nada haciendo que no existan cimientos, solo se trata de hacer mensaje tras mensaje del tamaño de diez letras, dando como resultado después de muchos años que la eficacia y la obtención del éxito sea el ya, como si la luz del flash de las fotos fuera la iluminación de la existencia del futuro, y quien tiene paciencia, es relegado a la dictadura del ostracismo.
Porque, la mayoría de la sociedad contemporánea, su relación con el mundo solo es tecnológica y por tanto rápida como la velocidad de la luz, haciendo llegar a la sociedad al punto que hemos llegado, olvidando eso de ser paciente o perseverar. Es decir, no practicando nada la perseverancia y quien no practica, no sabe. Esto es, la realidad que vive la sociedad actual lo del perseverar no lo ha potenciado, olvidando en consecuencia eso de la sangre, el esfuerzo, el sudor y las lágrimas, que decía Churchill en aquel terrible momento que vivió la Tierra. Por ello, como se ha ido evitando todo tipo de frustración dando solo, satisfacción, divertimento y disfrute en todo momento e ‘ipso facto’.
Porque, ahora son los tiempos de las respuestas que debieran ser responsables, sosegadas y duras, pues eso no es así, porque quien las dice no está a la altura que exige ese puesto, y solo da paños calientes (mintiendo en el fondo), por tanto quienes las reciben solo quieren escuchar bondades y como no son adecuadas a su bienestar, se revelan de una manera más que infantil e inmadura, por ello, perseverar no se va a practicar…