Juan Ignacio de Mesa

Barrio de Santo Tomé

Juan Ignacio de Mesa


Coche o peatón

07/06/2021

En mi infancia lo normal era ponernos a jugar al fútbol en la carretera de Ávila, cerca del cruce con la Avenida de la Reconquista. Caso de que se aproximara un vehículo a motor, nos daba tiempo más que sobrado para quitar las piedras que nos servían de portería y, posteriormente, volverlas a poner y seguir jugando. Los ciudadanos ganábamos por goleada a los coches y el término peatón era poco o nada utilizado.
Luego el coche ha ido ganando terreno, la ciudad ha expandido su territorio y en lugar de estar concentrada, dando servicios de proximidad al vecino, se ha expandido creando un modelo en el que los centros comerciales han sustituido a la Plaza y en donde el vehículo privado se ha convertido en medio casi imprescindible para desplazarse ante la elección de muchos de irse a vivir a la periferia de las ciudades y no disponer de transporte público con proximidad, frecuencia y horario adecuado para poderse desplazar. Y surge el debate sobre la peatonalización de las ciudades, cuestión que genera pasiones más que una reflexión seria sobre que tipo de modelo de movilidad es el que debe imperar si no queremos hacer inhabitables muchos núcleos de población.
Naciones Unidas, en su informe ‘Planificación y Diseño de una Movilidad Urbana Sostenible’ partía de unos datos escalofriantes, si en 2010 había 825 millones de vehículos, en 2035 la cifra alcanzará los 1.600 y en 2050 los 2.100. En España ya circulan unos 30 millones de vehículos y la cifra sigue subiendo.
Quizá convenga ir pensando que todo peatón es un ciudadano que debe tener más derechos que un coche. Cierto es que el modelo de ciudad que se ha generalizado en las ultimas décadas en España nos hará seguir dependiendo del vehículo privado, pero debemos pensar hasta donde debe circular este y pensar que andar no nos viene mal.
Para aquellos que todavía anteponen el coche al peatón, piensen que los coches no entran a comprar, ni asisten a una clase, o a un acto cultural o religioso. ¿Quién es el que entra? ¿es el peatón? Pues deberemos anteponer el que pueda ser el peatón, como ciudadano que es, el que impere sobre el coche.